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¿Se imagina que dentro de 15 años Asturias haya perdido 40 de sus 78 concejos? No es ciencia ficción. Es el futuro hacia el ... que camina la región debido a su bajísima tasa de fecundidad: 0,94 en el año 2023, lo que significa que, en promedio, se espera que una mujer asturiana tenga menos de un hijo a lo largo de su vida. A nadie se le escapa que es un «problema realmente grave» y así lo hace constar Álvaro Muñiz-Fernández, autor del último informe REGIOlab de la Universidad de Oviedo, titulado 'Asturias ante el reto demográfico: Baja fecundidad y pérdida de población'.
La situación de Asturias es «preocupante« y más aún teniendo en cuenta cuál será la evolución de las regiones vecina y de todo el país. Mientras que para España se proyecta un crecimiento de la población de 5,13 millones de habitantes (por lo que nuestro país alcanzaría la cifra de 53,74 millones en 2039), en ese mismo año seremos 967.000 asturianos, 41.000 menos que en la actualidad. Es decir, durante los siguientes 15 años perderemos una media de 2.700 habitantes por año. El autor del informe compara la pérdida con la población actual de los municipios asturianos.
Esos 41.000 asturianos menos equivalen a la población de Castrillón y Corvera juntos o a la de los 40 concejos menos poblados de Asturias. Esto es, en 15 años, Asturias perdería a todos los vecinos de Pesoz, Yernes y Tameza, Villanueva de Oscos, Illano, Santo Adriano, San Martín de Oscos, San Tirso de Abres, Santa Eulalia de Oscos, Caravia, Peñamellera Alta, Taramundi, Ponga, Amieva, Proaza, Onís, Grandas de Salime, Degaña, Sobrescobio, Illas, Villayón, Somiedo, Cabranes, Ibias, Quirós, Peñamellera Baja, Sariego, Boal, Belmonte de Miranda, Caso, Allande, Teverga, Bimenes, Ribadedeva, Riosa, Ribera de Arriba, Las Regueras, Candamo, Cabrales, Muros de Nalón y Morcín.
La Tasa Global de Fecundidad indica el número medio de hijos que tendría una mujer si viviera hasta el final de su edad fértil, de acuerdo con los niveles actuales de fecundidad en su lugar de residencia. Como queda dicho, en Asturias en 2023 fue del 0,94. La cifra está muy por debajo de la denominada tasa de reemplazo, que representa «el número de hijos por mujer necesario para que la población se mantenga constante a lo largo del tiempo». En sociedades occidentales, esta tasa se sitúa en torno a 2,1 hijos por mujer. Asturias no tiene una tasa de fecundidad igual o mayor a 2,1 desde el año 1977. En 1982 la comunidad alcanzó su máximo histórico de población: 1,13 millones.
Es cierto que el INE ha previsto para Asturias una caída menos pronunciada de la pérdida de población en Asturias desde este 2025 hasta 2039, contando con que habría una tasa de fecundidad ligeramente superior pero, sobre todo, por la llegada de migrantes y, por lo tanto, contando con que habrá un saldo migratorio positivo. Pero, para Álvaro Muñiz-Fernández, dicha previsión es «muy optimista desde mi punto de vista».
El problema de Asturias no es aislado, pero sí es más grave que en otros territorios. Más, por ejemplo, que la vecina Cantabria: mientras Asturias perderá un 4,1% de población, ellos ganarán un 3,1%. León y Lugo, por ejemplo, perderán población, pero no tanta como Asturias. Entre otras cosas, porque sus tasas de fecundidad son mayores que las nuestras: Cantabria alcanzaría un 1,14 hijos por mujer; León un 1,24 y Lugo un 1,28. Así las cosas, entre los años 1999 y 2000 Cantabria tuvo una tasa de fecundidad mayor, con lo que nacieron más hijos. Y aquellos niños serán los que, a su vez, tengan descendencia en estos próximos 15 años.
Hay un aspecto que el autor no ha incluido en el texto pero que él mismo señala como importante: «La realidad es que para que nazcan niños, primero tienen que crearse parejas«. Y en eso no parece tampoco que Asturias vaya demasiado bien. La tasa de nupcialidad en la comunidad también va en descenso, y Muñiz-Fernández destaca la masculinización de algunos territorios, donde la población mayoritaria son hombres y las mujeres han emigrado a otros concejos.
Y aun en los casos en los que se logren formar parejas y éstas decidan tener hijos, «deben darse las circunstancias para ello». Circunstancias que pasan por «trabajo estable y posibilidad de conciliación« pero, sobre todo, por el acceso a la vivienda. «En el área de economía de la población hay una fuerte corriente de investigación que incide en que los altos precios de la vivienda afectan negativamente a la fecundidad», explica el investigador. Muñiz-Fernández se felicita por iniciativas como la red de Escuelines, pero «está lejos de ser suficiente». La receta pareciera sencilla porque «son cosas que están en nuestra mano», pero es muy compleja y pasa por «tener buenos horarios laborales, una vivienda asequible, un trabajo estable, por decisiones del sector público que vayan mucho más allá de un cheque-bebé, porque nadie en su sano juicio decide tener un hijo porque te den 2.000 euros el primer año«. Añade el investigador su »preocupación« por el »descenso paulatino de los horarios lectivos«, que dificultan la conciliación.
¿Estamos a tiempo de revertir la situación? «Yo hablaría de desintensificar el problema». Pero para eso hay que ponerse ya manos a la obra.
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