Transportes planea suprimir paradas de autocar para abaratar «más de un 20%» los billetes

El sistema actual se basa en contratos que conceden al adjudicatario la exclusiva de cada ruta, fijando precios máximos a los billetes. La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) lleva años cuestionándolo, aduciendo que impide la entrada de nuevas empresas y provoca billetes artificialmente costosos. Se apoya en un informe que comparó las tarifas entre las diez principales ciudades de cada país concluyendo que las españolas eran un 12% más caras que los de Reino Unido, un 17% más que las de Suecia, un 23% más que las de Alemania y Francia y un 36% por encima de las italianas. El asunto es objeto de debate. El martes, en una jornada organizada por el observatorio Fedea, Anna Matas Prats, catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, consideró que una liberalización mejoraría la competencia, «pero tendría la desventaja de que las líneas no rentables quedarían sin cubrir», exigiendo que el ministerio las subvencione.

Las alternativas son variadas, pero lo cierto es que urge decantarse por una y regularizar un mercado que lleva tiempo sumido en una anomalía. El contrato de explotación de la ruta Gijón-Madrid caducó en 2013 y el de la ruta costera Santiago de Compostela-Gijón-Irún-Barcelona lo hizo en 2014. De los 79 contratos de concesión son 48 los que ya superaron su periodo de vigencia.

¿Qué está haciendo el ministerio, responsable del transporte interprovincial? Poner sobre la mesa una propuesta que mantiene el sistema concesional, pero rediseñando las rutas. Según el análisis que le hizo la consultora Ineco, el formato actual se ha quedado obsoleto. Solo 25 rutas son rentables, los recorridos se diseñaron hace 30 años y no se habrían adaptado a los movimientos de población.

La idea es ir a nuevos contratos en los que autobuses interprovinciales tarden menos en completar el viaje y vayan más llenos, aunque eso suponga un importante recorte de paradas. La propuesta de Ineco reduce de 79 a 22 los contratos de concesión y recorta en un 74% los municipios con parada, bajando de 1.912 a 495. Con ello estimó que reducirá en 21 minutos los tiempos de viaje y un 27% las tarifas.

Según la perspectiva del ministerio, un problema adicional de las rutas actuales es que en realidad los autobuses interprovinciales van tan lastrados de paradas que una parte de su pasaje lo que hace es aprovecharlo para viajes dentro de la propia provincia, un tipo de movilidad que es de competencia autonómica. De ahí que haya iniciado una ronda de negociaciones con las comunidades autónomas para convencerles de las bondades que tiene que los autocares dejen de parar en toda estación que aporte menos de 500 viajeros al año.

Para ello plantea «transferir» a las comunidades la atención a dichas poblaciones, es decir, que pasen a estar conectadas con autobuses de concesión autonómica. Justifica la operación en que el 83% de los viajeros que se suben en esas paradas hacen movimientos dentro de la propia comunidad autónoma; en un tercio de esas paradas nadie hace desplazamientos a otras comunidades y sube al 77% los casos donde se cuenta menos de un viajero interautonómico al día. Para que los gobiernos autonómicos asuman esa transferencia, el ministerio está dispuesto a ceder 25 millones, y estima en 15 lo que recaudarían esos autobuses de titularidad autonómica.

De momento el equipo de Óscar Puente ha iniciado las reuniones con siete comunidades, entre las que está Asturias. Ninguna de las partes detalla por ahora cuántos concejos atendidos ahora por autocares pasarían a estar conectados por autobuses del Consorcio de Transportes de Asturias (CTA). Eso sí, desde la Consejería de Fomento subrayan que en Asturias «no se da una dependencia de las líneas estatales para la vertebración de la movilidad interna de la región, ya que lo cubre la red del CTA».

Lo que sí manifestó ayer Transportes en un comunicado es que el nuevo mapa concesional «permitirá reducir las tarifas más de un 20% de media y más de un 30% los tiempos de viaje». El comunicado ofrece 24 ejemplos, entre los que se encuentra la conexión Burgos-Gijón. Ahora exige cuatro horas y 35 minutos de viaje y con el nuevo sistema quedaría en cuatro horas. Desplazamientos costeros como Coruña-Santander que ahora llevan nueve horas y siete minutos pasarían a hacerse en dos horas y 47 minutos menos, eso sí, reduciendo las paradas.