El mejor escaparate de la calidad
Queseros y responsables de bodegas ven en la Feria del Queso y el Vino una vía para promocionarse
Ainhoa Palacio
Lunes, 19 de mayo 2014, 17:34
«La feria va a más, pero las ventas fueron menos de las esperadas». Es el balance que Isaura Souza, presidenta de la Asociación de Queseros Artesanos de Asturias, hizo ayer en la última jornada de la XXXII Feria de Queso y Vino que se celebró durante tres días en el Pabellón de Exposiciones de La Magdalena, junto con la XXXIV Feria de Cerámica.
«Creo que la afluencia fue más baja que en otras ediciones, pero también puede haber sido porque hay más citas en otros puntos de la región, y los visitantes tienen que repartir el dinero y las visitas», comentó Souza, que también aseguró que la feria ha vuelto a funcionar «muy bien» en cuanto a la promoción de los quesos asturianos y el nuevo sello de calidad. «La gente se fijaba en el logotipo, preguntaba mucho y quería informarse», destacó, aunque los números no hayan salido del todo bien.
Aún así, los queseros están relativamente contentos porque «a día de hoy una feria ya no está considerada como un punto de venta estratégico de nuestros productos, sino como algo enfocado a la publicidad» y de relación directa con el público. En ese sentido, la representante de los artesanos recalcó que «tratamos de hacer distintas campañas de sensibilización y demostrar al público nuestro compromiso». Por eso este año, como novedad, cada día de la feria se sortearon lotes de quesos entre las personas que comprasen al menos uno. Todo, para «incentivar las ventas y el consumo», explicó Souza.
Entre los participantes en el certamen, Francisco López, de la Quesería Picurriellu, comentó que «las ventas fueron regulares el primer día, aunque el sábado por la tarde ya hubo más ambiente». En su puesto, las ventas fueron «similares» a otras ediciones, y aunque cree que «la recuperación, en un sector como el nuestro, va a tardar en llegar», es de los que enfoca la feria como algo a largo plazo. «Quizá los pinchos sigan a un euro ahora que son mejores que hace ocho años, pero la clave es la gente que viene y repite, que ve la etiqueta y luego compra estos productos». Lucía Martínez, de la Quesería Montequesos, también acude a la feria desde hace más de una década. «Veo que ha bajado el ritmo y que hay menos ambiente, pero es una feria importante en la que hay que estar».
En la zona de vinos, los resultados han sido similares a los del año pasado. Al menos en las carpas de Pablo Vega y Begoña Huerres (La Llosa y L'Alfarería) y la de Víctor Álvarez (Bodegas Monasterio de Corias). Vega comentó que «la gente acudió a la cita y ha funcionado bien». El público se acercó buscando «algo distinto, que generalmente no se chatea en los locales, y así ves cómo responden para luego introducirlos en el bar. Hemos seleccionado vinos que se pudieran maridar con estos quesos y creo que ha salido bien». Álvarez, por su parte, explicó que «el sábado sí fue algo más flojo de lo esperado», pero en general la feria ha estado «en la línea de otros años». Medio en broma añadió que «quizá el buen tiempo o los partidos de fútbol han restado visitantes, porque siempre tenemos que buscar excusas», aunque ya en serio recalcó que cada vez hay más aficionados al mundo de los vinos que se dejan recomendar y buscan producto de calidad y distinto.
Y entre los ceramistas, también balance positivo. Charo Cimas indicó que «cada vez se ve más gente que busca cosas nuevas y productos únicos, que aprecia más el trabajo», y por eso renuevan a los artistas invitados en cada edición. «Tratas de innovar para atraer a más visitantes».
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