Secciones
Servicios
Destacamos
José María Urbano
Domingo, 17 de mayo 2015, 18:01
Dos exclusivas de LA VOZ DE AVILÉS, sustentadas y ratificadas por sendos autos judiciales, han servido para sacar a la luz dos casos relevantes sobre el grado de descomposición que se vive en el seno de la Policía Local de Avilés, que afecta a un grupúsculo de agentes y a un sindicato, el SIPLA, que durante años, con su secretario general Jesús Villa al frente, han destrozado el buen nombre de una plantilla en la que su inmensa mayoría cumplen sus obligaciones con dedicación y profesionalidad.
En las últimas horas casi, la suspensión de empleo y sueldo decretada por la alcaldesa para cuatro agentes imputados por un juez por un delito de detención ilegal, torturas, y contra la integridad moral y amenazas contra un ciudadano, acusado a su vez de una propuesta sexual al hijo disminuido de uno de los agentes, ha sacudido a una opinión pública que comprueba con estupor los hechos y se cuestiona hasta qué punto se puede confiar en algunos miembros de la Policía Local que son depositarios de la autoridad que les concede el Estado para que presten un servicio regido por la honestidad, la responsabilidad y la eficacia, y a los que se les supone un alto sentido de la ética, integridad personal y profesional, y lealtad.
El runrún sobre ciertos comportamientos que conculcan todos estos principios ha sido una constante en esta ciudad, en donde las informaciones sobre determinados casos de corruptelas, cuando no de abierta corrupción, y de comportamientos cuasi mafiosos han anidado en el seno de la plantilla, pero también entre los ciudadanos de a pie o en sectores enteros como el de la hostelería.
Por eso llama la atención durante los últimos años el comportamiento de un sindicato el Sindicato que si por algo se ha significado ha sido por tratar de extender en la ciudad la idea de una Policía Local subyugada permanentemente por sus superiores, perseguida, maltratada, que vive permanentemente en un ambiente irrespirable. Su secretario general, Jesús Villa, se ha encargado de ello, en una tarea incansable. Ayer mismo resultaban patéticas sus declaraciones en algún medio no en éste, curiosamente el que ha desvelado los dos últimos casos extremadamente graves sobre la plantilla, poniendo en duda si los jefes habrían comunicado a la alcaldía, hace un año, los hechos protagonizados por cuatro agentes, calificados ahora por un juez como delitos. La alcaldesa y otros políticos le dejaron en evidencia. A él, que tan bien se desenvuelve por los pasillos de este Ayuntamiento.
Y por último, que el equipo de Gobierno y una parte de la oposición el PP, fijo, hayan mirado para otro lado durante un año tras tener conocimiento de unos hechos de la gravedad de los descritos, sin tomar ninguna medida preventiva con esos cuatro agentes, que han seguido patrullando por la calle, es algo tan sorprendente que se califica por sí solo.
Por salud democrática, se hace imprescindible y urgente que la próxima Corporación tenga los arrestos suficientes que no ha tenido la que ahora concluye su mandato como para plantar cara al Sindicato y acabar de una vez con unos comportamientos que no son tolerables en una sociedad avanzada como la nuestra y en un Estado de derecho.
El compromiso ético que los agentes de la Policía Local adquieren cuando acceden a este puesto exige, siempre, el cumplimiento estricto de un código de conducta que es el que nos debe garantizar a todos que van a proteger las libertades y los derechos fundamentales de los ciudadanos y de la sociedad que deposita en ellos tan alta responsabilidad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El humilde y olvidado Barrio España: «Somos como un pueblecito dentro de Valladolid»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.