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Grupo de trabajadores de IMSA intoxicados mientras trabajaban en Asturiana de Zinc.

Los intoxicados de AZSA aseguran haber recibido solo 10.000 euros de la empresa

Tachan de «ridícula» la condena de nueve meses a dos empleados de Asturiana de Zinc e IMSA

J. F. GALÁN

Miércoles, 5 de abril 2017, 03:14

Lejos de cerrar sus heridas, la sentencia que condena a nueve meses de prisión a sendos mandos de Asturiana de Zinc y de la empresa IMSA por su responsabilidad en el accidente laboral que a finales de 2012 provocó la intoxicación por mercurio de 49 trabajadores que prestaban servicio como subcontratados en la factoría de San Juan de Nieva de AZSA ha caído como un jarro de agua fría sobre los afectados. «Es ridículo. Condenan a dos empleados por un error en seguridad que ha arruinado por completo la vida de 49 personas. Y ni siquiera van a ir a la cárcel, la librarán con una multa de 1.620 euros. Tampoco entendemos muy bien que el director de la fábrica -Jaime Arias- no haya sido condenado. Es una burla», lamentó ayer Dorinda Martínez, portavoz de la Asociación Asturiana de Intoxicados por Metales Pesados y Mercurio, en la que se integran diecisiete de los 49 trabajadores.

Asegura que su salud «no deja de empeorar. Sufren secuelas graves e irreversibles que limitan su capacidad para trabajar o se lo impide sin más. Y no solo a nivel físico y funcional». Los altos índices de mercurio que arrojan las analíticas «también limitan sus funciones mentales y sensoriales y condicionan sus vidas a nivel social, familiar y económico. Se les olvidan las cosas, se irritan fácilmente, padecen insomnio, fuertes dolores de cabeza, problemas de oído, de equilibrio y respiratorios y algunos hasta síntomas de Parkinson. Son daños que van a ir a más y que van a acortar su vida, valorar todo eso en 1.620 euros es una burla», reitera.

Fruto del acuerdo alcanzado entra la Fiscalía y la defensa de los dos acusados, el auto cuantifica en 2,5 millones de euros las indemnizaciones satisfechas por Asturiana de Zinc. Martínez mantiene que «a día de hoy lo único que han cobrado son los 10.000 euros que en su día abonó la empresa a cada uno de los intoxicados. No sabemos a qué conceptos corresponden esos 2,5 millones, pero mucho nos tememos que computan los gastos médicos y las pagas que han percibido aquellos a los que se les han diagnosticado secuelas y las que a lo largo del resto de su vida percibirán los que han sido incapacitados total o parcialmente. Aunque es cierto que la empresa ha pagado ese dinero a la Seguridad Social es algo que les corresponde por Ley, como a cualquier trabajador incapacitado o con secuelas, no una indemnización. Que nadie piense que han cobrado 50.000 euros cada uno. No es así».

La portavoz de la asociación pone el acento en la situación de algunos de los 49 trabajadores. «Algunos malviven con los 426 euros y no pueden trabajar porque no están en condiciones o sólo pueden hacerlo de forma temporal y con muchas limitaciones. Lo están pasando muy mal y esta resolución no alivia en absoluto sus penurias, más bien al contrario, les provoca sensación de impotencia y agudiza su dolor», concluye Dorinda Martínez, que anuncia la posibilidad de presentar recurso. «Lo estamos estudiando».

A peor

LA VOZ habló ayer con dos de los intoxicados. «El mercurio sigue ahí, entró en el sistema nervioso y aparece por cualquier parte del cuerpo, no paramos de empeorar», manifiesta uno de ellos, que al igual que su compañero solicita que se preserve su identidad por motivos de privacidad. «Ahora nos está afectando a los tendones. Te los va comiendo, y algunos compañeros ya se han tenido que operar». En su caso «a mí me operaron de una hernia que me salió a causa de los cólicos que padecimos la primera semana, y estoy peor todavía. También me afecta a las vías respiratorias. Tengo tos y ronquera crónica, como si fumara veinte cajetillas diarias, y me han dicho que no tiene remedio. Siempre estoy fatigado, a nada que hago me agoto y tengo problemas de oído, pérdidas de equilibrio».

Al tratarse del primer caso de intoxicación masiva por mercurio registrado en Europa «no se sabe qué nos va a pasar, y nos afecta a todos. También a aquellos que dijeron que no tenían nada y pidieron el alta. Ahora también están sintiendo los efectos, en mayor o menor medida pero los mismos que nosotros, y algunos ya están inmersos en el proceso para solicitar la incapacidad. El problema es que aunque los médicos admiten que están convencidos de que todo viene del mercurio no lo ponen en los informes porque dicen que tampoco lo pueden demostrar», asegura.

La sentencia «es de risa. Nos han quitado vida en el más amplio sentido de la palabra y se arregla con una multa de unos pocos miles de euros. A mí me ha quedado el 100% de mi salario, pero hay compañeros que no cobran nada y no están en condiciones de trabajar, por su seguridad y también por la de los demás. Su situación es muy difícil».

El segundo trabajador con el que ayer habló LA VOZ cobra la percepción social básica. «Tengo problemas en los oídos, pérdidas de memoria, trastornos sensoriales y me cuesta mucho expresarme. También he perdido varias piezas dentales, pero eso es lo de menos. Lo peor es que a nada que hago me agoto y no puedo trabajar. Estoy a la espera de que se resuelva la solicitud de incapacidad, y hasta entonces lo único que puedo hacer es verlas venir. Y no soy el único. Muchos de mis compañeros tampoco pueden trabajar y no tienen la incapacidad, otros lo hacen a duras penas y cada vez les cuesta más y todos vamos a peor».

A la hora de valorar el auto judicial su opinión coincide con la de su compañero y con la de la portavoz de la asociación. «Si no estuviéramos como estamos sería para morirse de risa».

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