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Las dos naves de Asturiana de Zinc en los muelles de San Juan del puerto avilesino destacan por sus colores en un entorno hasta ahora muy gris. MARIETA
AZSA culmina una inversión ambiental de 21 millones con su nueva nave en el puerto

AZSA culmina una inversión ambiental de 21 millones con su nueva nave en el puerto

Con el inicio de la actividad, la multinacional dejará de almacenar mineral al aire libre en los muelles de Avilés

YOLANDA DE LUIS

Sábado, 2 de febrero 2019, 02:11

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El Ayuntamiento concederá este lunes a Asturiana de Zinc (AZSA) la licencia para que su segunda nave, la más grande de los muelles, pueda realizar la actividad de almacenaje y transporte de blenda desde el puerto a la factoría de forma totalmente hermética para lo que fue construida. De esta forma la multinacional pone fin a un plan de inversiones que arrancó hace cinco años y que ha supuesto un desembolso de más de 21 millones de euros para cambiar completamente su sistema de operación en el puerto y contribuir a la reducción de la contaminación en la comarca, tal y como recoge el plan diseñado por el Principado para la mejora medioambiental del área portuaria.

Esta segunda nave logística para la que ahora se da la licencia de actividad se comenzó a construir en 2017, la primera lo hizo en 2014 y entró en funcionamiento un año después. Hasta entonces la multinacional del zinc descargaba su material a cielo abierto en el muelle de Raíces y lo llevaba hasta la factoría a través de un sistema de cintas transportadoras, también abiertas, con lo que las emisiones contaminantes fruto del trasiego de los graneles sólidos tenía un gran impacto en el medio ambiente de la zona.

La primera nave se construyó en la explanada anexa al muelle Oeste de la dársena de San Juan, mientras que esta segunda se hizo en el muelle Sur de esta misma dársena. Con ambas se garantiza que AZSA ya no volverá a acumular su mineral al aire libre en el puerto avilesino, ya que suman una capacidad de almacenaje de 430.000 toneladas.

Hasta la puesta en marcha de este nuevo sistema de operación de la multinacional, en momentos puntuales se podían llegar a almacenar en los muelles del puerto hasta 180.000 toneladas de mineral al aire libre. Esto sucedía especialmente a finales del verano, ya que en esa época del año llegan a Avilés los barcos cargados de blenda procedentes de las minas cercanas al círculo polar ártico porque en otros momentos la navegación no es posible.

Con el primer almacén construido, con unas dimensiones de 20.000 metros cuadrados, la necesidad de acopio de mineral no se cubría, de ahí que se plantease la construcción de otro más, de mayores dimensiones, aproximadamente 50.000 metros cuadrados, que permite un mayor almacenaje y dejan menos expuesta a la factoría de San Juan a las variaciones de los precios de sus materias primas. Hasta ahora Asturiana de Zinc mueve a través del puerto de Avilés en torno al millón y medio o un millón ochocientas mil toneladas de este mineral al año. La actividad global de AZSA supone más de un tercio de la que se efectúan en los muelles de la ciudad.

En la primera construcción, la compañía invirtió en torno a los 11 millones de euros, tanto en la nave como en todos los sistemas de tolvas, cintas y torres con un recorrido de 387 metros hasta la fábrica. Para la nueva, la inversión ha sido de 10,5 millones de euros y en ella además de la nave de almacenaje y sus cintas interiores para el movimiento del mineral, se ha incluido una tolva móvil que se encarga de la descarga del material desde los barcos a la nave con dos puntos de entrada.

La blenda no es un material uniforme y se divide por sus calidades, de ahí que la compañía necesite un espacio mayor para poder diferenciarla, de ahí que aunque la capacidad de las dos naves supere las 400.000 toneladas, en la práctica la cifra sea menor.

El nuevo sistema de operaciones en el puerto de Asturiana de Zinc tiene su impacto sobre el medio ambiente, no cabe duda de que parte de la mejora de las cifras de polución en la zona el año pasado se le puede atribuir a esta fuerte inversión de la compañía, pero también ha tenido un impacto visual.

Las dos naves diseñadas por el arquitecto José Ramón Fernández Molina destacan en un entorno caracterizado hasta el momento por los tonos grises. Sus colores ocres y amarillos se dejan ver desde distintos puntos. Se cambia así la imagen de una zona industrial tan intensiva como la del puerto de Avilés, un camino que ya inició en su día Arcelor de la mano del arquitecto Sergio Baragaño con sus tinglados de la margen derecha de la ría.

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