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Cuando el marido de Ana González se jubiló se encontraron ambos con algo muy preciado: tiempo. Y decidieron que querían dedicarlo no a sí mismos, ... sino a los demás. Llamaron a la puerta de Cruz Roja Avilés, y ahí fue cuando, hace dos años, Ana empezó a empeñarse como voluntaria en un proyecto que ellos llaman 'ayuda a domicilio complementaria' pero que en realidad viene a tratar de colaborar en un problema que cada vez es más acuciante en nuestra sociedad: la soledad no deseada.
Desde entonces Ana acude dos tarde a la semana al domicilio de una mujer de 85 años que «está muy bien atendida», pero necesitaba una mano amiga con la que charlar, pasar el tiempo y confiarle sus cuitas. «Salgo con ella a pasear, a veces vamos a tomar un café, otros días nos quedamos en casa y jugamos al parchís... pero sobre todo charlamos mucho», cuenta Ana.
Los técnicos de Cruz Roja reconocen que esa es la función principal de este programa de acompañamiento, porque «las necesidades ahora son sobre todo sociales», como destaca Ángela García, responsable de la asamblea de la organización en Avilés, que reconoce que «hablan de verdad, y ejercen esa función de confidente» de la que la persona acompañada carece en muchas ocasiones.
Lo cierto es que más allá de cubrir esa carencia, Ana ha encontrado también su espacio. «Yo me encuentro muy a gusto, me lo paso muy bien con ella y me gustaría que ella lo pasara la mitad de bien conmigo», asegura. «Puedo ir a verla de cualquier humor, pero vuelvo siempre mejor», dice esta voluntaria. No es así en todos los casos, porque aunque se estudia cómo es cada persona y se busca un voluntario adecuado, las cosas no siempre funcionan igual de bien, aunque son mucho más numerosos los éxitos que los fracasos.
En Cruz Roja llevan combatiendo la soledad no deseada desde 1989, pero en los últimos tiempos han intensificado su compromiso, sobre todo a raíz de la pandemia, cuando «algunas carencias se hicieron más evidentes», destaca la presidenta de la asamblea, Begoña González. A finales del año pasado pusieron en marcha el programa Enrédate, en colaboración con el Ayuntamiento, con itinerarios personalizados para personas mayores que viven solas enfocado a facilitar la creación de redes de apoyo y la participación social y comunitaria. «A veces crean redes independientes a Cruz Roja, y eso es lo ideal», asegura Ángela García.
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