Ramón Langa
«La interpretación es crear un personaje que no tenga nada que ver contigo y que parezca natural. Es el trabajo que trato de hacer aquí»
Teatro dentro del teatro. Así podría resumirse 'Seis personajes en busca de autor', la obra de Luigi Pirandello que este viernes llega al ... Centro Niemeyer de Avilés con el actor Ramón Langa (Madrid, 1959) en el papel de padre de familia.
–¿Qué se va a encontrar el público que asista a la obra?
–Se va a encontrar ante todo lo que ya es un clásico del teatro. Es una compañía que se encuentra ensayando tranquilamente e irrumpen en el teatro seis personajes rarísimos que están escritos pero no están representados y buscan que una compañía los represente. Poco a poco van intercalando ideas y llega un momento que no se sabe quién es el real y quién el ficticio. Es muy interesante porque es el juego de las palabras, que significan lo que uno entiende.
–La historia parte de una idea compleja, que es la distinción entre el personaje y el actor. ¿Cómo ha sido prepararla?
–Pepa Gamboa y Antonio Álamo han hecho un trabajo muy exhaustivo y muy colorido, con mucho ritmo. Somos 12 personajes en el escenario, lo cual entraña una dificultad que una vez superada es muy divertida, que es que hablamos todos casi a la vez y está muy medido, hay que estar muy atento.
–La obra tiene un siglo, pero sigue siendo muy actual.
–Absolutamente. La gente se ríe en el patio de butacas y comprende las cosas perfectamente, aunque a priori parezca muy raro. Se ha tratado muy bien la obra porque no se ha hecho un engendro que se suelen hacer a veces. Lo digo en el sentido técnico de la palabra, por ejemplo a veces ves un Don Juan Tenorio con pistolas láser. En este caso se ha respetado mucho el texto original.
–¿Y cómo ha sido conectar con su personaje?
–Me gusta mucho transformarme en otro personaje. Siempre digo que la interpretación es crear un personaje que no tenga nada que ver contigo y que parezca natural. Es el trabajo que trato de hacer con este personaje raro que se supone que es un loco, pero es sabio y al mismo tiempo se hace la víctima.
–En la obra hay actores que se acaban identificando con el personaje y otros que no. ¿Tiene usted algo del personaje?
–Hay cosas que sí podría decir yo del texto de Pirandello. Por ejemplo hay un texto que dice que muchas veces creemos entendernos con las palabras pero nunca lo hacemos porque las palabras tienen un sentido para mí y otro muy distinto para quien las escucha.
–¿Puede pasar que el personaje llegue a comerse al actor?
–Hay veces que estás tan metido en ti mismo que estás como en un limbo. Eso son los buenos trabajos. Creo que es mejor que el personaje prevalezca sobre el actor, no que se lo coma pero sí que prevalezca. Yo quiero que la gente vea a mi personaje no a Ramón Langa.
–Lo importante es saber volver a la persona una vez fuera del escenario.
–Hay algunos actores o actrices que se llevan el personaje a casa, pero no es mi caso. Termino la función, llego al camerino, respiro, me relajo y una vez que salgo soy Ramón. Lo que te llevas son las emociones. El calor, los aplausos y el cariño del público... Que es para quien trabajamos. Esas emociones que te da el público es lo más grande.
–¿Cree que todos interpretamos en cierta manera a un personaje en la vida real?
–Si alguien está vendiendo un negocio de alguna manera está interpretando. El hecho de intentar convencer a alguien no deja de ser una actuación. Yo creo que sí, todos interpretamos. Las artes de seducir son una de las grandes interpretaciones.
–¿Qué personaje tiene pendiente de interpretar?
–Cyrano de Bergerac, es una función que la he visto varias veces y digo 'esto tengo que hacerlo yo'. Es un papel que me apasiona porque es un verdadero héroe. Cuando sea un poco mayor quiero hacer el Alcalde de Zalamea. Lo hice en el papel del Capitán y quiero hacerlo en el de alcalde.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.