Candela Serrat, actriz: «El trabajo en 'Todos pájaros' es un regalo»
Llega este sábado, 22 de febrero, al Teatro Jovellanos de Gijón con el texto de Wajdi Mouawad dirigido por Mario Gas y con Vicky Peña y Pere Ponce en el elenco
Wajdi Mouawad, uno de los grandes autores del teatro contemporáneo, firma 'Todos pájaros', el montaje teatral que este sábado, 22 de febrero, acerca ... a Gijón a Candela Serrat convertida en Wahida. Ella es una mujer árabe enamorada de un judío. Los conflictos familiares se dan cita en este drama dirigido por Mario Gas que saca a escena a un elenco coral y estelar. Aleix Peña Miralles, Vicky Peña, Manuel de Blas, Pere Ponce, Anabel Moreno, Lucía Barrado, Juan Calot, Núria García y Pietro Olivera comparten escenario con la hija de Joan Manuel Serrat.
–Muchos nombres propios tienen esta función. Vamos uno a uno: Wajdi Mouawad.
–Para mí es muchas cosas. Es un autor libanés, canadiense que es joven y que escribe sobre asuntos muy importantes. Tuve la suerte de hacer 'Incendios' y él trata conflictos muy actuales, que le tocan de cerca, además en 'Todos pájaros' da la terrible casualidad de que esta obra está escrita hace unos años y toca el conflicto israelí palestino que ahora mismo no puede estar de más horrorosa actualidad. Es importante lo que escribe porque además intenta no posicionarse, aunque es imposible, y tratarlo desde todos los puntos de vista, ser muy justo, y es importante porque nos cuenta a nosotros algo que a lo mejor no sabemos bien del todo de dónde viene todo. Eso se plantea. No solo históricamente sino también emocionalmente, familiarmente, desde el punto de vista de los conflictos heredados. Y está narrado desde la voz de un excelente dramaturgo, que cuenta las historias de forma muy completa, muy poética y muy bien explicada.
–Mario Gas. Otro grande en este caso de la escena española.
–Es un lujo. Es un maestro. Es una suerte absoluta. Es un director maravilloso que tiene desde el primer minuto muy claro lo que quiere hacer y cómo ayudar a su todo su equipo a entender su visión pero siempre teniendo en cuenta lo que aporta cada uno.
–Vicky Peña y Pere Ponce. Palabras mayores.
–Sí. También está Manuel, Anabel, Lucía, Aleix. No es solo que aporta cada uno sino el entorno tan seguro que proponen a la hora de trabajar. Esta profesión es muy vulnerable, con este miedo a enfrentarse a textos difíciles y ellos lo ponen fácil. Lo que absorbes es maravilloso.
–¿Ha cambiado su manera de mirar el conflicto árabe israelí? ¿Hay antes y un después?
–Sí. Me aterroriza la falta de información. Me da miedo no tener la capacidad de investigar y tomar decisiones propias. Me gusta de esta función lo que aporta, sin ser una clase de historia, da información de los dos lados para que se pueda salir de ahí reflexinando y debatiendo. Me cambió el ver de dónde pueden venir las cosas, que son antiguas, arraigadas. Se habla de si las herencias del dolor también se heredan y si deberíamos agarrarnos a ellas o volar libres.
–¿Tiene respuestas?
–Es imposible. Deberíamos intentar ayudar a que paren los horrores, a que la gente dialogue, a que termine este genocidio horrible, pero tienen que ser de ellos los que lleguen a un acuerdo.
–¿Es imposible ver la obra sin tener Gaza presente?
–Imposible. Al final no deja de ser un viaje de dos chicos jóvenes que creen que no tienen nada que ver con este conflicto y este lugar. Ocurre hace unos años, pero nos resuena mucho lo de ahora, aunque entonces Gaza todavía estaba en pie.
–¿Cómo es Wahida?
–Es difícil, tiene muchas aristas y es una persona muy ajena a mí, pero es fácil de navegar como personaje.
–¿Disfruta de las giras?
–Me encantan. ¿Con este equipazo quién no quiere irse de gira? Sarna con gusto nunca pica y este trabajo es un regalo.
–Vuelve a Asturias, creo que se lo pasó muy bien en octubre.
–¡Lo pasamos tan bien! Tengo recuerdos buenísimos. Yo tenía que ensayar al día siguiente de la entrega de los Premios Princesa, pero fue un gustazo, una experiencia única, un viajazo de felicidad.
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