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Martín Cuesta
Viernes, 23 de mayo 2025, 19:33
El Festival de Cannes siempre ha sido un crisol donde el cine de autor se encuentra con el glamour más deslumbrante. Cada edición es un testimonio de su doble naturaleza: un bastión del séptimo arte y, simultáneamente, un escaparate ineludible para la industria del lujo. Este año, entre las obras más esperadas y comentadas, surgen dos debuts en la dirección que subrayan una tendencia cada vez más consolidada: estrellas consagradas de la interpretación que dan el salto y se colocan detrás de la cámara. Kristen Stewart con 'The Chronology of Water' y Scarlett Johansson con 'Eleanor The Great' son los nombres que resuenan con fuerza, encarnando tanto la promesa de nuevas miradas cinematográficas como el innegable atractivo que sus figuras aportan a la alfombra roja.
No es ningún secreto que Cannes se nutre de la presencia de grandes estrellas. Si bien la calidad artística de las películas en competición y en las diversas secciones paralelas es el pilar fundamental del festival, la maquinaria mediática que lo rodea exige rostros conocidos, momentos icónicos y, por supuesto, moda. La Croisette se transforma durante casi dos semanas en una pasarela de alta costura al aire libre, donde casas como Chanel o Gucci libran una batalla silenciosa pero feroz por vestir a las celebridades. Cada aparición es analizada, cada vestido fotografiado y cada joya comentada, generando un eco que trasciende las salas de cine.
En este contexto, que actrices de la talla de Stewart y Johansson decidan presentar aquí sus óperas primas como directoras es una simbiosis perfecta. Por un lado, existe un interés artístico genuino, una necesidad de explorar nuevas facetas creativas y contar historias desde una perspectiva personal. Por otro, su presencia garantiza flashes, titulares y una atención mediática que beneficia tanto a sus películas como al propio festival. Es una dinámica compleja, donde la búsqueda de legitimidad autoral se entrelaza con las exigencias del espectáculo.
Adentrándonos en las propuestas, 'The Chronology of Water', la ópera prima de Kristen Stewart, se presenta como una adaptación de las memorias homónimas de Lidia Yuknavitch. La obra original narra la dura historia de la autora, quien creció en un hogar donde sufrió abusos verbales, físicos y sexuales por parte de su padre. Stewart opta por un montaje ultrafragmentado, centrado con insistencia en planos detalle para trasladar esta historia tan personal y traumática a la pantalla. Esta elección estilística evoca ciertas corrientes del cine más contemplativo, con evidentes ecos del Terrence Malick posterior a 'El árbol de la vida'. La propuesta busca la transmisión emocional como objetivo primordial, aunque no siempre lo consigue. Asistimos a este collage de imágenes experimentando una progresiva distancia hacia el destino y las vivencias de sus protagonistas. La película, en su búsqueda de una poética visual particular, no logra establecer una conexión empática efectiva. Lo que resulta más conmovedor es la evidente ambición artística de Stewart, su valentía al explorar un camino tan personal y arriesgado como directora.
'Eleanor The Great', el debut de Scarlett Johansson tras la cámara, presenta a June Squibb, de 94 años, en una interpretación caracterizada por su mordacidad e irreverencia. La película aspira a un reconocimiento en los circuitos de premios mientras fusiona el melodrama sobre el Holocausto con toques de comedia. La trama sigue a Eleanor (Squibb) quien, tras perder a su mejor amiga Bessie, superviviente del Holocausto, se traslada a Nueva York donde, en un giro narrativo controvertido, comienza a apropiarse de la historia de su amiga fallecida.
El guion de Tory Kamen emplea un sarcasmo reminiscente de las comedias de situación, proporcionando a Squibb un vehículo perfecto para su carisma natural, aunque ocasionalmente la búsqueda del humor resulta demasiado evidente. La dirección de Johansson demuestra eficiencia técnica, si bien no termina de calibrar con precisión el tono de las escenas ni la provocación inherente a la premisa, manteniendo un enfoque predominantemente formal y académico.
Cannes sigue consolidándose como ese escenario privilegiado donde las diversas expresiones cinematográficas se encuentran con el mundo. Los debuts de Kristen Stewart y Scarlett Johansson tras la cámara ejemplifican perfectamente esta confluencia. Mientras 'The Chronology of Water' destaca por la ambición de su propuesta visual más que por su efectividad narrativa, 'Eleanor The Great' genera debates sobre el equilibrio entre comedia y drama en el tratamiento de temas históricos sensibles. Ambas propuestas, al margen de sus resultados, reafirman al festival no solo como un templo del cine, sino como un vibrante mercado de ideas y talento, enmarcado por ese brillo perpetuo que caracteriza a la Croisette. Cannes trasciende lo puramente cinematográfico para consolidarse como un fenómeno cultural de inagotable complejidad y fascinación.
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