Julio Medem
El cineasta vasco presenta su filme 'El árbol de la sangre' e impartirá una masterclass en el festival Acción Avilés
Julio Medem presentará este domingo en el festival Acción Avilés y en un encuentro con el público su filme 'El árbol de la sangre' y ... el lunes impartirá una masterclass. Antes, ha querido compartir con este diario sus reflexiones y los proyectos en los que trabaja actualmente.
–En estos encuentros con jóvenes creadores ¿Qué intenta transmitirles?
–Con los jóvenes me parece esencial contarles la actitud ante lo que van a querer hacer, es decir, ante la creación. Van a ser creadores de historias y siempre les intento convencer de que pueden ser muy libres, más de lo que se pueden imaginar , y que deben cuidar el acceso a esa libertad y cuanto más libres sean, más van a descubrir. Hay que hacerlo con mucho instinto e intuición, desde el subconsciente pero también con la razón, teniendo la capacidad de pensar un poquito al lado. Les hablo desde el tipo de cine que yo hago, luego cada uno sabrá qué quiere.
–Las nuevas generaciones se han criado en la cultura de la imagen. ¿Eso es bueno o malo para que conecten con el cine como espectadores o posibles creadores?
–Tienen una relación tan directa con la imagen a través de los dispositivos móviles y a la hora de comunicarse, que eso es maravilloso, por un lado. Yo comencé de muy jovencito con una cámara de Super 8 que me regaló mi padre y aquello me parecía un privilegio, algo mágico. Capturaba lo que la cámara rodaba y pensaba que en un futuro podría proyectar ahí mi subconsciente, expresarme así y era algo muy misterioso. Creo que cuaquier joven de este tiempo podría entenderme aunque para él esa relación con la imagen sea algo cotidiano. Ese acceso tan directo para quienes quieran expresarse tiene muchísimo valor.
–En Avilés presentará también su filme 'El árbol de la sangre'. ¿Cómo lo definiría?
–Está contado desde la sierra de Vizcaya y ahí hay algo que me gustó mucho: el hecho de que se pudiese contar algo entre dos personas, cada uno sabe íntimamente que tiene secretos, y el otro a veces sabe que los tiene pero no sabe cuáles son, y de pronto deciden quedar delante de un árbol, en un caserío para contar sus vidas, las de ellos dos y sus dos familias que son muy diferentes, pero a través de una tercera familia, que ahí está el misterio. Y a partir de ahí también se hace una especie de árbol genealógico en el que tiene que ver España. También a veces siento con España esta necesidad de contarla un poco de mi manera.
–Su reciente película, '8', también cuenta la historia de España el último siglo. Lo mágico y experimental se unen aquí al realismo. ¿Es la más 'Medem' de su obra?
–Cuando empiezo a escribir, prefiero no saber de qué estoy hablando. Simplemente me dejo llevar por algo que me sugiere de una manera muy racional. Y eso me parece muy interesante porque luego descubro mucho más. Si empezara a pensar desde el principio no llegaría tan lejos. Y en el caso de '8' había que aterrizar y hacerlo todo lo real y reconocible que es preciso. Luego cada capítulo tiene su textura según la época. Empieza en el año 31 inspirado en el cine mudo, luego irán entrando las distintas técnicas cinematográficas hasta llegar al digital. Todo eso quería que quedase atrapado también en los ocho planos secuencia que componen la película.
–Lleva años con su proyecto 'Minotauro, Picasso y las mujeres del Guernica'. ¿Hay fecha ya de estreno?
–La terminé justo ayer, porque quería darle unos últimos retoques, así que ya está suelta. El productor Antonio Saura la vio y le gustó muchísimo. Yo estoy muy orgulloso del resultado. Era la película que quería haber rodado Carlos Saura, me habló de ella, llevaba tiempo queriendo hacerla, pero estaba ya mayor y su productor me la encargó a mí, puse como única condición escribir el guion y el propio Carlos Saura me decía que tenía que ser yo quien lo escribiera. Habla del cuadro de Picasso, un grito contra las guerras, pero hay también un grito interior suyo, porque cuando lo pintó él estaba con tres mujeres. Las figuras femeninas que aparecen tienen más que ver con su biografía que con la guerra. Es fascinante e impactante. Y es una historia que habla de la libertad del artista, la de un genio que quiso pintar un cuadro sobre la guerra de esa manera. Se estrenará el próximo año
–¿Y de su otro gran proyecto: 'Jai Alai', se puede saber en qué fase está?
–Ahora mismo estamos conversando con grupos de inversores mexicanos, brasileños y va a entrar alguien de Estados Unidos. Será una coproducción. Se va a rodar entre Vizcaya y Miami. Es la historia de dos pelotaris, un padre y un hijo, que jugaron en Miami en la época dorada del Jai Alai. La cesta punta es el deporte que más volumen de apuestas ha generado, los frontones eran máquinas de hacer dinero y ahí fueron entrando las distintas mafias. Hay una historia de amor y un thriller, un género que no había tratado y es una película con munchas capas. Va a ser la más ambiciosa que he hecho nunca en todos los sentidos.
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