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Lo es todo en el mundo de la escena. Ana Vallés, directora de escena, dramaturga, bailarina, actriz y poeta visual, cofundadora de la compañía ... Matarile, es un nombre mayúsculo de la experimentación escénica española y su trabajo la hecho ser merecedora el pasado año de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Hoy llega a Gijón para ponerse manos a la obra en un nuevo proyecto, 'Sin embargo se mueve', el espectáculo en ciernes de Proyecto Piloto, la compañía de Rebeca Tassis. Será una primera aproximación con el equipo y un taller para echarlo a andar. En octubre está previsto el estreno en el Teatro Jovellanos de Gijón.
–Hoy llega a Asturias. ¿Con ganas?
–Claro, hace tanto tiempo que tengo planificado este proyecto.
–¿Cómo se gesta?
–La relación con Rebeca tiene ya tres años. En 2023 di el primer taller en el espacio maravilloso de Les Naves, en Gijón, y funcionó muy bien. Se llamaba 'Touché' y era sobre el tacto y la distancia. El año pasado di otro taller titulado 'Acuérdate de olvidar', y a partir de ahí Rebeca y su equipo me hablaron de la posibilidad de crear un espectáculo con ellas y me pareció muy estimulante, porque me gusta su vitalidad, entrega y disposición. Nos hemos liado y aquí estamos empezando. Ahora voy a dar un taller que se llama 'Perpetuum mobile', que es previo a la preparación del espectáculo, que empezará en agosto.
–¿Es una creación colectiva sobre una idea?
–Hay muchísimas ideas. Es un proyecto de creación pero no una creación colectiva. La dirección y concepción es mía. Si hay que cortar alguna cabeza será la mía.
–¿Qué es 'Sin embargo se mueve'?
–Proviene de esa frase que se le adjudica a Galileo Galilei cuando tuvo que abjurar ante la Inquisición de sus creencias. Se supone que después de negar la visión heliocentrista del cosmos, al final de todo cuando se iba susurró 'Y sin embargo se mueve', poniendo así en tela de juicio la concepción geocentrista y antropocentrista.
–¿A dónde quiere llevar esto en el terreno de la escena?
–Esta frase nos hace poner en tela de juicio todo lo que consideramos fijo e inmutable, desde nuestro pasado, nuestras ideas, la concepción del mundo, la forma de mirar... Nos lleva a ver que todo está en perpetuo movimiento, incluso lo que creemos que no lo está, los materiales que consideramos que no tienen vida, todo está siempre transformándose. Es esa concepción de Heráclito de que nunca nos bañaremos dos veces en el mismo río. Estar abierto a todo lo que pasa, eso es estar vivo y para eso debemos estar dispuestos a abandonar lo que creemos saber. Lo dicho tiene mucho que ver con la escena, con la creación. Nunca podemos decir 'esto se hace así'. No hay una lectura única, cada vez que relees, lo piensas o lo interpretas de otra manera. Pasa ante una obra escénica, una película o una imagen. Está bien revisitar y estar abiertos a esas nuevas lecturas.
–¿Se lo lleva a la danza?
–Yo siempre todo lo que he hecho en escena es una mezcla de lenguajes. Trabajo mucho con el movimiento, con los cuerpos y su propia presencia, que también están mutando.
–¿Qué tal se hacen las cosas por la periferia?
–El centro del mundo puede estar en cualquier sitio, no tiene por qué estar, y de hecho no está, en las grandes capitales. Desde que descubrí Les Naves estoy encantada. Trabajé mucho en Santiago de Compostela y para mí era el centro del mundo. Hay mucha vida periférica muy rica y es lo que nos puede salvar ahora mismo que está todo muy unificado, esas voces desviadas de una forma única de pensamiento pueden estar ahí.
–¿Qué momento vive la experimentación y la mezcla de lenguajes en España?
–No soy muy optimista. Lo veo todo muy uniformado, muy ideologizado en la escena. Se hacen muchas propuestas teniendo en cuenta de lo que se debe hablar y cómo se debe hablar, creo que deberíamos reivindicar la libertad del arte y del artista para no estar sujetos a lo predecible.
–¿Falta libertad creativa?
–Sí, y no solo viene dado desde fuera, desde instituciones o núcleos de poder, muchos artistas se censuran antes de ser censurados. Sí existe la censura cuando se está condicionado a determinados ejes temáticos.
–Medalla de las Bellas Artes. ¿Un subidón?
–Un premio siempre es una alegría, un reconocimiento y está muy bien. Pero los galardones no reflejan lo que es la vida precarísima de las artes y las artes escénicas en España están muy mal cuidadas. El abandono es total. Me enorgullezco del premio pero al tiempo lo pongo en tela de juicio, porque es una palmadita en el hombro cuando lo que hay que hacer es apoyar lo que se está haciendo.
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