«El escenario es un buen lugar para cuestionar»
El Jovellanos da la bienvenida a la veterana actriz con 'Adictos', un texto que alerta de los desmanes de la tecnologíaLola Herrera Actriz
M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Miércoles, 16 de agosto 2023, 01:40
Está Lola Herrera con ganas de darse un paseo mirando al mar y refrescarse del calor de Madrid en este norte que tanto quiere. Viene a Gijón con 'Adictos', un montaje que protagoniza junto a Ana Labordeta y Lola Baldrich, del que es coautor su hijo, Daniel Dicenta, junto a Juanma Gómez, y que ha dirigido Magüi Mira. «Ir a Gijón va a ser maravilloso. Yo he ido al Jovellanos muchísimas veces, es un teatro al que le tengo mucho cariño», dice Lola Herrera, que el viernes y el sábado retornará a esas tablas.
-'Adictos' se estrenó en Asturias, en Avilés, hace un año, y aquí regresa.
-Las funciones tienen su tiempo. Se estrenan y luego en los quince días siguientes se encajan. El teatro es un elemento vivo, diciendo lo mismo a veces hay forma de mover las situaciones. No sé cómo explicarlo, lo del teatro es una cosa muy sutil y muy distinta.
-O sea, que los personajes evolucionan.
-Hasta un punto, pero todo tiene que tener una medida y un crecimiento cómplice, nosotras así lo hacemos, porque estamos muy compenetradas las tres. Y lo disfrutamos mucho.
-Tres mujeres en escena y una cuarta en la dirección. ¿Buenos tiempos para las mujeres?
-Estamos empujando siempre las mujeres para tener igualdad en los repartos, que haya un equilibrio y que se escriba tanto para mujeres como para hombres, pero también depende de quién dirige, de quién produce, de muchas cosas.
-¿Siente que vamos por el buen camino?
-Vamos en muy buen camino, pero con unas interferencias que han surgido, que suenan a retroceso y que van a traer consecuencias ya. Dependiendo de lo que pase tendremos que tirarnos a la calle. Vamos a dar tiempo al tiempo, pero ya en ayuntamientos y autonomías están los pactos hechos y anunciado lo que se va hacer y eso es irnos para atrás.
-Para mujeres y para artistas, porque parece que vuelve la censura.
-Es un retroceso generalizado. Para nosotras, por supuesto. Digo las mujeres porque realmente mueren muchas asesinadas al cabo del año, y eso es gravísimo que vaya en aumento en lugar de que disminuya. Y luego la cultura, por supuesto, porque si no hay cultura no hay entendimiento. Lo que quieren es que retrocedamos todos, pero a las mujeres nos toca siempre más. Somos paganas de muchísimas cosas y las últimas en conseguir el sitio que tenemos. Hemos dado pasos de gigante en los últimos treinta años y tenemos que seguir dándolos. Ni un paso atrás.
-¿Adicta al trabajo?
-Yo lo llamo pasión, porque a través del trabajo en épocas de mi vida he conseguido no volverme loca, me parece que es terapéutico, que es descansar de mí a través de los personajes, que es adquirir conocimientos a través de ellos. Esta es una profesión muy rica. El teatro me ha configurado como mujer y como persona, me ha ayudado a ser quien soy y a sentirme a gusto dentro de mi cuerpo y mis ideas.
-La obra alerta de los riesgos que la tecnología plantea.
-Este tema lo tocó ya Daniel [Dicenta, su hijo y coautor] en 2012, de ahí que cuando no encontraba función que hacer, los empujé a Juanma y a él a que dieran forma a lo que él tenía hecho como un corto. Son temas que hay que tocar y el escenario es un buen lugar para cuestionar.
Los hilos que nos mueven
-¿La distopía puede llegar a producirse?
-Vamos camino. Cuando salimos del teatro la gente nos dice a las tres actrices que lo que plantea la obra no es que vaya a pasar, es que está empezando a pasar. Yo creo que sí, estamos movidos por unos hilos que maneja un grupo muy pequeño y que son los que deciden qué es lo que tenemos que hacer, qué comprar, cómo estar, nos lo van vendiendo y nosotros lo vamos comprando. Yo no digo que la tecnología no haya mejorado muchísimas cosas, pero también tiene su lado negativo. Utilizada como un elemento para adocenarnos, para que nos quedemos mirando una pantalla desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, no es buena. Que no seamos capaces de ver un concierto sin grabarlo es prueba de que en la sociedad estamos todos pringados con esto.
-También la tecnología discrimina a la gente mayor y usted además sostiene que a los mayores no se les hace caso.
-Ser mayor es un horror en la sociedad en la que vivimos, es una cosa despreciativa o ignorada. Se nos trata como una parte de la sociedad que no existe y ya no puede aportar nada. Y con la tecnología, pues imagínate lo que es ir a un banco. Ahora todo es así, hasta para pedir una cita médica.
-¿Es posible que la inteligencia artificial pueda imitar el talento de Shakespeare?
-Según dicen, lo va a sobrepasar, pero yo no lo creo y no voy a estar aquí para verlo, afortunadamente. Ya estoy en la parte de salida de este universo, no sé lo que vendrá después, pero es bastante preocupante dónde estamos ahora.
-Trabaja con su hijo. ¿Orgullosa y feliz?
-Yo es que tengo unos hijos que tienen mucho talento. Son muy artistas, con una cabeza bien amueblada y me siento muy feliz y orgullosa de poder compartir asuntos que nos interesan, estamos muy conectados.
-Usted nunca para y siempre tiene algún proyecto. ¿Qué puede contar?
-Estamos pensando, en época de búsqueda para tener algo preparado para hacer después si yo me encuentro en las mismas condiciones que ahora. Si estoy bien quiero seguir, no quiero hacer otra cosa, lo que más me gusta es esto. Yo en el escenario lo encuentro todo, me da la energía, la ilusión y la pasión para seguir adelante. Hasta donde pueda y esté en condiciones de dar lo mejor, porque si no estoy en condiciones no voy a salir al escenario, hago proyectos no concretos hacia el futuro.
-¿Sigue disfrutando de las giras o le cansan?
-Me canso, porque son muchos kilómetros, porque ahora no son giras, son saltos del mapa continuamente, haces kilómetros a porrillo, pero girar me parece maravilloso. Es tomar contacto con tu país, con tu gente, te enriquece. Me encanta llegar a los sitios, ver cómo han ido cambiando las ciudades... Pero ahora he perdido las tiendas, los pequeños comercios de familia, a los que iba un año tras otro porque había algo que me gustaba... Eso ha desaparecido. Ahora casi todos los escaparates son los mismos, estamos un poco clónicos.