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Luis García Montero en su despacho. José Ramón Ladra

Luis García Montero

Director del Instituto Cervantes
«Hablar claro es un derecho democrático, no es tener la lengua suelta»

«Manipular el lenguaje puede tener consecuencias tan terribles como los campos de concentración»

Domingo, 12 de octubre 2025, 07:07

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El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero (Granada, 1958), sabe que el idioma es un agente de comunicación y un territorio moral. Pero el X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que debatirá en Arequipa el derecho básico al lenguaje claro, llega con más discordia que concordia. Se abre de nuevo con Perú en ebullición política -la presidenta Dina Boluarte, que debía inaugurar el CILE con el Rey, fue destituida el viernes-, y con cruce de sables entre el Cervantes y la RAE, los organizadores. García Montero arremete contra al director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, y los académicos condenan sus «inoportunas» declaraciones dejando el congreso convertido en un ring.

-Demasiada tensión entre la RAE y el Cervantes, ¿no?

-Como dije, la RAE está dirigida ahora por un catedrático de Derecho Administrativo al mando de un despacho para hacer negocios para empresas multimillonarias. Y eso crea distancias y tensiones, por ejemplo, al organizar un Congreso de la Lengua o al tratar las relaciones con empresas en la Inteligencia Artificial. Reitero que admiro a una Academia dirigida por filólogos como Fernando Lázaro Carreter, Víctor García de la Concha o Darío Villanueva, todos grandes hombre de la cultura.

-La RAE califica sus declaraciones de «desafortunadas, inoportunas e incomprensibles» y manifiesta su repulsa en un comunicado muy duro.

-No es duro. Todo lo contrario. Es de salir del paso. Mi buzón se ha llenado de mensajes de apoyo de los ámbitos culturales. Admiro a muchos académicos y las relaciones del Cervantes y la Academia han sido excelentes. Me parece bien mantener esas buenas relaciones. Pero nosotros dos venimos de mundos muy distintos. Creo que todos están contentos de que [a Muñoz Machado] le quede solo un año.

-¿Qué espera, con todo, del Congreso de Arequipa?

-Reconocer que la cultura sigue siendo un eje fundamental, cada vez más necesario en un mundo marcado por la violencia, las guerras, las leyes del más fuerte y los genocidios. La cultura en español y el español son una referencia global esencial para defender los valores democráticos frente a quienes intentan corromper la democracia.

-¿Debemos confiar aún en la palabra frente a la barbarie?

-Sí. Resistir no es ser optimista: es no renunciar, no abandonarse, y seguir defendiendo con confianza lo que uno cree. Una resistencia no ingenua me parece crucial en la situación actual.

Luis García Montero en al sede central del Cervantes. José Ramón Ladra

-Hablar claro, una obligación democrática, es un eje del congreso, pero muchos políticos abusan de los eufemismos.

-Hay una ilusión democrática en hacer que las instituciones comuniquen con la ciudadanía para despertar confianza. Pero a veces se confunde hablar claro con tener la lengua suelta: decir lo que uno quiere sin verdad ni respeto.

-A muchos les cuesta calificar de genocidio la masacre en Gaza.

-Sí. Una vez demostrado que existe un genocidio, algunos no quieren decirlo, y otros aprovechan para criticar a quien lo utiliza. Frente a eso, hay que apostar por una relación de confianza entre instituciones y ciudadanos. La población debe ser informada a tiempo y defender el derecho a la información y a la verdad frente a la crispación y las polémicas.

-El idioma nos une, pero también articula y difunde odio.

-Está muy estudiado. José Carlos Mainer analiza cómo, durante la República, palabras como juventud, patria o nación se manipularon para fines políticos, lo que acabaría en pelotones de fusilamiento. Cortázar muestra cómo en la época nazi la manipulación lingüística de patria o identidad desembocó en los campos de concentración. Es fundamental estar atentos a las palabras: quien desplaza tensiones políticas hacia debates de lenguaje dispone de un instrumento eficaz para imponer autoritarismo.

-Otro eje del congreso será el 'enriquecedor' mestizaje de las lenguas.

-Que el Congreso sea en Arequipa nos recuerda la necesidad de diálogo entre identidades diversas. El mestizaje debe ser visto como riqueza, no como borrado de lenguas originales. El español debe defender la diversidad: nadie tiene autoridad para decir cómo se debe hablar. Que nadie nos diga a los argentinos cómo hablar español, dijo Borges. Respetar la identidad de Medellín, Sevilla o Barcelona es esencial. Y respetar la convivencia con las lenguas originales de Perú, como el quechua o el aymara, es igualmente importante.

-Las máquinas ya hablan bien español. Con la Inteligencia Artificial ¿el desafío es evitar los sesgos?

-Sí. La IA puede aportar mucho, pero hay que evitar que genere autómatas o respuestas programadas sin participación humana. Debemos vigilar que no sirva al supremacismo, a sesgos sexistas, o que imponga un español neutro sobre variantes regionales.

-¿De qué dependerá que la IA sea aliada o enemiga?

-De nuestra capacidad de confiar en la libertad humana y en nuestra responsabilidad de imaginar un futuro justo. Plataformas como Facebook han demostrado que pueden manipular opiniones y elecciones. Hay que apostar por la libertad, no por el control. Son útiles en la enseñanza para reproducir diálogos, incluso simulando emociones. Pero el idioma es mucho más que vocabulario; necesita la presencialidad y la interacción humana. La enseñanza no debe reducirse a máquinas.

-¿Qué le debe el español a Mario Vargas Llosa, otro pilar del congreso?

-Mucho. El Cervantes ha preparado un diccionario Vargas Llosa con palabras seleccionadas por escritores, familiares y periodistas, reconociendo su labor literaria y su diálogo entre España y América. Su doble nacionalidad peruanaespañola refuerza el entendimiento cultural y literario.

Luis García Montero ante a Caja de las Letras, antigua cámara acorazada en la sede del Cervantes. José Ramón Ladra

-¿Es esperanzador el futuro del español?

-Sin duda. Es potente y puede crecer en ciencia y tecnología, apoyando la cooperación entre instituciones y países de Latinoamérica y España. Si mantenemos unidad y respeto a la diversidad, seremos una referencia cultural global.

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«Hablar claro es un derecho democrático, no es tener la lengua suelta»