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El escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte. Efe
«Falcó es muy revertiano»

«Falcó es muy revertiano»

Arturo Pérez-Reverte nos sumerge en ‘Eva’ en otra fascinante historia de acción en la que lleva al límite a los protagonistas de ‘Falcó’ | «Mis héroes pueden ser asesinos, torturadores, crueles, muchas cosas, pero no son desertores ni cobardes», dice el escritor

colpisa

Domingo, 8 de octubre 2017, 08:21

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Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) publica ‘Eva’, la segunda entrega de su serie protagonizada por Lorenzo Falcó. En ‘Eva’, en las librerías a partir del 17 de octubre, hay más humor, más incorrección, aventura y lucha. Son 16 capítulos que mantienen sujeto al lector. El escritor y académico habla aquí de su nuevo libro.

- ‘Eva’ es la segunda entrega de la serie. Hay más acción… y mar, claro.

- Lo tiene. Aunque no es una novela de mar. Lo que sí es cierto es que, desde hace mucho tiempo, tenía en mente una novela sobre marinos en tierra. ‘Eva’ me ha dado la oportunidad de escribirla.

Lea el primer capítulo completo

- Comenzamos a saber más cosas de Falcó: su familia, su soledad...

- Falcó evoluciona. Lo bueno de una serie es que conoces más a los personajes. La narración exige una mayor encarnadura. Ya lo hemos visto en unas situaciones, así que nos toca verlo en otras.

- En ‘Eva’, Falcó tiene que pelear más, que exponerse más, pero también hay más humor.

- Sí, hay un humor muy de Falcó. Un humor negro, cínico. No es un humor simpático.

- Hablemos de la mujer central de esta historia. Eva demuestra ser todavía más fuerte que Falcó.

- Ellas siempre son más fuertes. Falcó es un hombre peligroso y duro. Pero Eva le ha abierto grietas y él es consciente de eso.

EVA

  • Autor: Arturo Pérez-Reverte.

  • Editorial: Alfaguara.

  • Libro: 304 páginas.

  • Precio: 19,90 euros.

  • Venta: 17 de octubre.

  • Argumento: Marzo de 1937. Mientras la Guerra Civil sigue su trágico curso, una nueva misión lleva a Lorenzo Falcó hasta Tánger, turbulenta encrucijada de espías, tráficos ilícitos y conspiraciones, con el encargo de conseguir que el capitán de un barco cargado con oro del Banco de España cambie de bandera. Espías nacionales, republicanos y soviéticos, hombres y mujeres, se enfrentan en una guerra oscura y sucia. Los lectores de ‘Falcó’ conocieron a la rubia espía Eva Rengel, que en ‘Eva’ es Eva Neretva, una espía soviética enviada por sus jefes para asegurar que el oro español llegue a Rusia.

-Una vez más, la militante Eva sigue reprochándole a Falcó el no creer en nada.

- Porque ella tiene fe en la revolución y el comunismo. En aquel tiempo, los ismos (el fascismo, el comunismo, el nazismo) eran percibidos como soluciones a graves problemas sociales y políticos. Por eso existieron muchos que creyeron de buena fe. Eva es de esos. Fue gente que lo pagó muy caro: con el exilio, la vida, la soledad, la cárcel. Justamente por eso Eva le reprocha a Falcó: «Eres un vividor y yo soy una mujer con fe. Yo mato, yo puedo torturar pero lo hago porque sé que cambio el mundo para mejor. Tú, hijo de la gran puta, lo haces porque para ti es una aventura. No tienes un objetivo noble que lo justifique». Ese es el razonamiento. Algo como «tu maldad es injustificable, pero la mía sí». Es un dilema moral serio.

«Falcó es un hombre peligroso y duro. Pero Eva le ha abierto grietas y él es consciente de eso»

arturo Pérez-reverte

- Falcó y las mujeres: veremos a fondo esa faceta…

- Él es un depredador. Es guapo, peligroso, valiente y un hombre al que le gustan mucho las mujeres. Y es lo bastante guapo para poder tenerlas. Su actitud ante ellas es la de un cazador. Es así. ¿Eso es políticamente incorrecto? Naturalmente que lo es, pero el mundo siempre ha sido así. Justo esa incorrección política de Falcó es uno de los aspectos que me gusta de él.

- ¿Falcó resume los claroscuros del ser humano que usted ha visto en la guerra?

- Esta es una novela que transcurre en el mundo real. Las personas han olvidado que el mundo es un lugar muy peligroso: la gente viola, mata, tortura, roba y hasta los que presumen de ser muy rectos, cuando les toca, lo hacen. Cuando todo se va al carajo, la gente se vuelve muy peligrosa. Mi novela se mueve en ese mundo real.

- ¿Por qué Tánger?

- Tánger está elegido deliberadamente: un lugar en el que el poder es corrupto y todos pueden comprar, sobornar.

- ¿Lisardo Queralt es mucho más oscuro de lo que pensábamos?

- Él es el malo de verdad. Queralt simboliza para mí muchas cosas. Puedo tomarme una copa con Paquito Araña, con un Garrison, con Eva, pero no con un hijo de puta como este. Porque hay hijos de puta que tienen rasgos que los humanizan, Queralt no. Hay gente, como él, compacta en su maldad.

- Vuelve Paquito Araña, personaje que se pinta las uñas para torturar a otro, y que introduce humor y crueldad a partes iguales.

- Aquí crece Paquito Araña. Los personajes secundarios son fundamentales. John Ford me enseñó que los sargentos son los que hacen las películas. Puede estar John Wayne pero sin Victor McLaglen la película no se sostiene. Doy mucha importancia a los personajes secundarios. Paquito Araña tiene muchos contrastes. Es homosexual y un torturador. Es muy maricón, pero viene de un pasado violento y es peligroso como nadie. Es capaz de pintarse las uñas y de cometer la peor brutalidad. Cuando degüella lo hace con una frialdad absoluta, sin pasión. Hay muchos secundarios importantes: el Almirante, los capitanes también me gustan mucho.

- Los capitanes Navia y Quirós como personajes tienen un código.

- Hay una cosa peculiar entre la gente de mar. Si miras la historia de las guerras navales, la guerra en el mar es más cruel, porque el mar es más despiadado. Entre los marinos hay un código mayor que entre la gente de tierra. Existe una camaradería, aunque sean enemigos, se rescatan. Los marinos son muy revertianos, en ese sentido. Me apetecía mucho que en una guerra civil tan violenta y cruel como la nuestra, aparecieran personajes como ellos, con unos códigos de humanidad y honor. Esos dos personajes los simbolizan.

- Y ambos aceptan su destino.

- Yo he visto hombres y mujeres así. Personas a las que van a matar y que ese día se levantan, se lavan la cara, montan las armas. Esa gente capaz de asumir su destino inmediato con la naturalidad de quien juega y asume esas reglas. Me gusta esa gente que sabe pagar sin descomponer el gesto. Ese marino asumiendo su destino con naturalidad me gusta. Los he admirado por eso.

- Los ha visto, por supuesto.

- Escribo con mi propia vida, con mis recuerdos, mis amigos, mis odios. Todo eso está ahí. Es una gran ventaja: las cosas que escribo las he vivido. Sé cómo huele el miedo, porque huele. No es una figura literaria. Sé cómo huele un tipo cuando lo han torturado. Ese sudor frío. Eso es oro puro, me da seguridad a la hora de construir esas situaciones.

- ‘El cabaret de la Hamruch’. En ese capítulo la tripulación republicana y nacional pelean juntas en un bar contra unos marinos ingleses que los insultan…

- Sí, cuando les llaman sucios españoles. Esta novela está escrita para poder contar esa escena, la tengo en la cabeza desde hace ya mucho tiempo: dos tripulaciones enemigas que se hacen amigas en tierra.

- Falcó, Eva, los capitanes… todos van hasta el final. Los héroes de Pérez-Reverte no desertan.

- Es verdad. Mis héroes no desertan. Pueden ser asesinos, torturadores, crueles, muchas cosas, pero no son desertores ni cobardes.

- En esa genealogía de los héroes revertianos ¿cómo se comporta Falcó?

- Falcó es muy revertiano.

- En un hipotético salón de héroes suyos, ¿cómo se relaciona Falcó con el resto?

- Alatriste es un mercenario, pero tiene un fondo moral. Falcó no. Él tiene impulsos. Lealtad hacia gente como Eva o el Almirante, pero no tiene una ética general. No tiene códigos. Cualquier lector de Pérez-Reverte reconoce a Falcó y a Eva, ambos son puro Reverte; lo que no puede hacer un autor es repetir el cliché. Mi propio placer me exige dar variaciones, aunque el territorio sea el mismo. A la hora de asumir Falcó decidí deliberadamente su incorrección; cargar las tintas en lo moral. Está deliberadamente apartado de Alatriste. De todos mis personajes, con Lucas Corso de ‘El Club Dumas’, es el más cínico. Si los ordenamos en opuestos, en el colmo de la moralidad estaría Astarloa, de ‘El maestro de esgrima’, y el almirante Zárate, de ‘Hombres buenos’. Son la extrema bondad, honradez y decencia. En el otro extremo estaría Falcó.

- El próximo Falcó será en Biarritz. ¿Qué pasará con Falcó? ¿Adónde va a parar?

- Vamos a verlo evolucionar en los siguientes años, seguro. No sé cuántas novelas voy a escribir, depende de las ganas que tenga y de cómo las acojan los lectores. Lo que sí puedo decir es que veremos a Falcó en los siguientes diez años.

- ¿Cómo será de mayor?

- Voy a escribir un relato para explicarlo. Falcó se jubila en Buenos Aires en los años sesenta. Consigue un golpe de suerte, una renta. Toma una habitación en el Hotel Alvear, se instala allí, y allí envejece hasta su muerte en la Recoleta.

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