El Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo albergará en octubre el congreso sobre Ángel González
El programa, que incluye la presencia de expertos internacionales en su vida y su obra, aún se está elaborando y no está cerrado
El 6 de septiembre hubiera soplado cien velas si en 2008 no hubiera dicho adiós a este mundo Ángel González, el gran poeta asturiano. ... Pero su ausencia es pura presencia en sus poemas, en la memoria colectiva, y esas velas se soplarán un mes después en Oviedo, la ciudad en la que nació en 1925, que albergará el congreso internacional en el que trabaja la Universidad de Oviedo, a través de la Cátedra Ángel González, de la mano con la Consejería de Cultura del Principado de Asturias y el Instituto Cervantes.
Aún es pronto para conocer la nómina de asistentes a la cita, pero sí se conoce que será en octubre y que el grueso de la programación tendrá como escenario el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, esa misma que en su día le convirtió en doctor honoris causa.
El legado de Ángel González es profundo en palabras siempre certeras y a ellas acudirán los expertos que le rendirán ese póstumo tributo en Oviedo a quien ya este mismo año el Instituto Cervantes rindió en Madrid pleitesía en el Día de la Poesía. No hay que olvidar que su director, Luis García Montero, fue un gran amigo de González y es un inmenso conocedor de su obra.
También la Semana Negra está rindiendo homenaje al poeta a través de diferentes actos. Nadie olvida la tradicional velada a la que el autor de 'Áspero mundo' estuvo siempre unido y vinculado. Míticas fueron algunas noches, algunas mano a mano con Joaquín Sabina.
Fue González una figura fundamental de la poesía española de la generación del cincuenta, Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 o Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996. Pero fue sobre todo un ser humano muy querido por su forma de ser y por esa poesía sanadora, reveladora, narrativa, realista, nostálgica... E inmensamente bella y cercana, capaz de llegar a todos los públicos, de tocar todas las almas.
A buen seguro en ese congreso los expertos recordarán esa dura infancia marcada por la llegada de la guerra a su ciudad «de sucias tejas». «A mí no me cabe ninguna duda, después de haber escrito la poesía que escribí y de haberme leído un poco (...) que la poesía es un excelente medio de autopsicoanálisis y me di cuenta de que ese mundo perdido era en el fondo la Guerra Civil y la pérdida de la causa que representaba la República española, una causa en la que todo mi mundo infantil había apostado y esa derrota colectiva se va a transformar también en una derrota personal y familiar muy concreta». Esas ilusiones y esperanzas las transformó en arte.
Alumbró González negro sobre blanco libros como el citado 'Áspero mundo', que inició en 1955 su producción literaria; 'Sin esperanza, con convencimiento', 'Grado elemental', 'Tratado de urbanismo', 'Breves acotaciones para una biografía', 'Prosemas o menos', 'Deixis en fantasma', 'Otoño y otras luces' o 'Nada grave', la obra póstuma que editó Visor al poco de su muerte. Conforman todos una obra de la que se habla mucho más allá de las fronteras españolas, también en la Universidad de Nueva México, donde fue profesor. A caballo entre EE UU y España vivió sus últimos años.
Oviedo, y la Asturias que también le honró con su medalla, celebran su centenario, pero lo hacen sin contar en su tierra con el legado, escaso pero siempre interesante, que dejó. A su fallecimiento se constituyó la Fundación Ángel González, pero no llegó a buen puerto en medio de polémicas entre su viuda, Susana Rivera, y algunos de sus patronos, como Luis García Montero. La Universidad de Oviedo, pese a haberle dedicado una cátedra, tampoco ha hecho posible que sus papeles y las poquitas cosas que atesoraba se conserven en su tierra, bien en ese ámbito académico o en el de la Biblioteca de Asturias. Quizá ese congreso internacional sirva para recordar y darle impulso a esa vieja aspiración del Principado.
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