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RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Viernes, 21 de junio 2019, 01:45
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Entre las versiones de la zarzuela 'Luisa Fernanda', nos encontramos con la de Emilio Sagi, convertida en un clásico, que ayer regresó al Campoamor para cerrar la Temporada de Teatro Lírico de Oviedo. Sagi planteó una escena elegante, algunas veces con rasgos 'kitsch', y en la que lo local se reduce a un pequeño recortable del Palacio Real y la Puerta de Alcalá de Madrid y, en el tercer acto, a un olivo en el centro de la escena. Movimientos ágiles, juegos de luz y esos rasgos propios de Sagi como cintas que caen del cielo o luces estrelladas. Es a veces un poco pastelero, pero hay que reconocerle sutilidad y elegancia. Sagi fue muy aplaudido por el público.
La dirección de Óliver Díaz, en cuanto a tiempos, fue algo más lenta de lo habitual y con cierta tendencia al estatismo, pero al mismo tiempo tuvo ritmo y color. Tímbrica muy cuidada, aportando comodidad y seguridad a los cantantes.
Entre los intérpretes, destacó el barítono Ángel Ódena, que hizo un papel que merecería que esta zarzuela se llamase Vidal, como el personaje que interpreta. La suya es una voz sólida, potente, al mismo tiempo expresiva. Tuvo una actuación viril y apasionada. Momentos estelares fueron la romanza 'Luche la fe por el triunfo' o la popular 'Ay, mi morena'. Un buen broche para una temporada algo irregular.
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