Bach, en clave intimista en Oviedo
Gabrieli Consort & Players interpretan en el Auditorio de Oviedo misas y cantatas sobre el consuelo y la alegría de la Navidad
RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Miércoles, 15 de diciembre 2021, 02:42
Hace cuarenta años, en 1982, Paul McCresh, entonces violonchelista y ahora director, fundó el grupo Gabrieli Consort and Players, con una idea directriz, entonces innovadora: ... la interpretación historicista de la música del Renacimiento y Barroco venecianos. Por eso llevan a Gabrieli en su apellido. Del Barroco veneciano, Gabrieli Consort pasó a otros compositores como Purcell, Haendel y Bach, siempre con las miras puestas en el rigor histórico, la emoción artística y cierto sentido participativo por el que organizaron conciertos con varios coros amateurs, como 'El Mesías', de Haendel.
Ayer, este grupo británico actuó en el ovetense Auditorio Príncipe Felipe e interpretaron cantatas y misas de Bach relacionadas con el Evangelio de los días navideños, al margen del monumental y soberano 'Oratorio de Navidad'. Un Bach de 'navidades chicas', con obras que entremezclaban el arrullo por el niño nacido, el consuelo de la humanidad y la alegría de los corazones. En el programa, la 'Cantata BWV 151. Dulce consuelo, mi Jesús viene'; la 'Sinfonía' de la 'Cantata 169. Solo Dios ha de poseer mi corazón', la 'Misa en sol mayor BWV 236', el Preludio para órgano 'Desde el cielo para arriba', y la 'Cantata BWV 63. Cristianos, grabad este día sobre metal y mármol'. Como voces solistas intervinieron la soprano Rowan Pierce, la mezzo Anna Hervey, el tenor Hugo Hymas y el barítono Norman Percey.
Gabrieli Consort and Players concibe la interpretación historicista con unas características bien definidas. En primer lugar, la colocación peculiar, con el órgano y el clave a la izquierda del director, como la flauta, las cuerdas divididas en dos filas y los tres oboes y las cuatro trompetas, a la derecha. Todo eso produce una sonoridad compacta y equilibrada. Un empaste muy logrado que es la señal de identidad de este grupo. Las dinámicas, muy sutiles pero poco contrastantes. Eso hace que, sobre todo en la primera parte, las interpretaciones tengan poco 'pathos': pasión, drama... Hay una cierta laxitud expresiva, muy controlada, pero que, actualmente, no se utiliza. En cuanto a los tiempos, ajustados, sin caer en extremos, lo que incide en esa falta de contraste, de drama. Las voces solistas están muy bien trabajadas, son muy jóvenes, pero algunas, como la del barítono, carecen de un poco de cuerpo, de empaque. De todas formas, la emisión es bellísima.
Destacamos el aria de la soprano en la 'Cantata 151', sobre el contrapunto de una magnífica flauta travesera; las introducciones por medio de preludios para órgano a las dos partes del concierto, tocadas con exquisitez contrapuntística; el equilibrio coral y, de una manera muy peculiar, el oboe solista, magnífico en los acompañamientos obligados a las voces. Un concierto con una segunda parte más animada y aplaudida que la primera. Un Bach en clave intimista de una buena altura musical.
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