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Con el título de 'El parnaso francés. Auge y triunfo de la sonata a trío en Francia', el Ensemble Diderot invitó ayer al público ... convocado por la Sociedad Filarmónica de Gijón a un viaje descriptivo y feliz por la música de cámara francesa del XVII y XVIII. Sonatas a trío ligadas a un Versalles menos grandilocuente y más íntimo, compuestas para la corte de Luis XIV y de su bisnieto Luis XV. Precediendo al concierto, el martes pasado el joven musicólogo Ramón Sobrino Cortizo, autor de las notas al programa, dio una conferencia sobre las características y la evolución de la sonata a trío en Francia, lo que constituyó una excelente introducción al concierto.
El Ensemble Diderot fundado en el 2013 en París, es un referente de la música de cámara barroca europea. Dirigido por el violinista Johannes Pramsholer, está integrado por el violinista Roldán Bernabé, la violoncelista Gulrim Choï y el clavecinista Philippe Grisvard. Su familiaridad con el repertorio europeo del siglo XVIII les llevó a grabar, con el sello discográfico Audax Record, numerosas obras de cámara, de autores no siempre célebres, pero de una gran calidad, tal como hemos visto ayer, en un programa en el que, salvo Couperin y Rameau, la mayoría de las obras y compositores eran pocos conocidos.
La primera parte estuvo dedicada a un barroco temprano, muy adornado y con unas características francesas de una música asociada a estados de carácter. Por ejemplo, 'La felicidad', de Clerambault o 'La convalecencia', de Francois de Couperin. Lo más brillante de esta parte fue el dúo de Mignau sobre el tema de Rameau 'Los salvajes', una pieza de un virtuosismo extremado y muy bien coordinados los dos violines.
En la segunda parte, nos mostró la evolución de la sonata hacia un estilo menos adornado y mucho más italiano. El 'Concierto para violonchelo' de Joseph Bodin de Boismortier, y la 'Sonata a trío en La mayor', de Leclair, han sido ejemplos de ese barroco medio internacional con gran influencia de Corelli y Vivaldi.
Los cuatro intérpretes son muy solventes y en el concierto cada uno tuvo su momento de gloria. El clavecinista, con la obra de Rameau; la violonchelista, con el concierto de boys mortier y los dos violines con esa combinación constante de dos melodías que fue la tónica general de este concierto.
Como propina, Ensemble Diderot interpretó la Chacona en sol menos de la Opus 2 de Corelli. Una versión muy bien estructurada sobre el bajo y vibrante en los violines. Un final feliz a un concierto amable y estilísticamente muy preciso.
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