Manu Pilas, actor y cantante
«'El Fantasma de la Ópera' no es solo drama, es también muy divertido»El exitoso musical de Andrew Lloyd Webber es la apuesta del Teatro Jovellanos en la Semana Grande. Podrá verse del 8 al 17 de agosto
El musical 'El Fantasma de la Ópera' podrá verse en el Teatro Jovellanos del 8 a 17 de agosto. Será una ocasión única de ver ... el montaje íntegro de la icónica obra creada por Andrew Lloyd Webber. Nos habla de ella, ya impaciente, el actor Manu Pilas que interpreta al fantasma Eric.
–Tras dos años de lleno diario en Madrid, ¿cómo está yendo la gira?
–Muy bien, también ahora estamos llenando en cada ciudad. Se hace un poco duro a la hora de estrenar por las dimensiones y la complejidad del montaje, que requiere bastante trabajo, pero en cuanto a la acogida el público está encantado y flipando con el musical.
–Para quienes aún no lo han visto, ¿qué se van a encontrar?
–Estarán ante un clásico actualizado y hecho para mover por toda España y no de forma pequeña, porque son cinco trailers los que se llevan. Y lo que se van a encontrar es una obra que lo tiene prácticamente todo. Tiene comedia, trucos de magia, un sistema de sonido envolvente de última generación y un elenco de protagonistas de lo mejorcito que hay en el teatro musical en España y que elevan la partitura de Andrew Lloyd Webber a lo más alto.
–El musical es un género que ha alcanzado un gran nivel en nuestro país. ¿Qué tiene 'El Fantasma de la Ópera' de especial?
–Frente a otros musicales, incluso a grandes producciones, es prácticamente el original. Lo que en su día se estrenó es lo que se ve ahí, con elementos que es difícil ver hoy en día en las artes escénicas, como la gran carra que gira en el escenario, decorados pintados a mano, efectos estroboscópicos y de todo tipo, aparte de la propia calidad musical, interpretativa y dramática del espectáculo.
–Usted interpreta al protagonista, Eric, mezcla de loco y genio, de criminal y de enamorado. ¿Cómo lo definiría?
–Es un personaje con muchas aristas, lo hemos trabajado para encontrarle la fuerza, sin perder su elegancia, ese equilibrio entre lo que tiene que ser el fantasma, que no es simplemente un loco, sino una persona cultivada, sensible, un gran artista en una época en que las deformidades eran vistas como algo que había que ocultar, por eso él se esconde en el teatro de la ópera, y su única forma de sacar ese talento es a través de Christine y además se enamora de ella. El drama se desencadena cuando aparece un rival que puede echar por tierra esa ocasión de ser feliz y que su música se conozca.
–Lo imagino un papel muy exigente en la interpretación artística y también en la vocal.
–Como actor ha sido uno de mis mayores retos y ha sido un viaje tremendo. Vocalmente, vengo de hacer algo muy difícil, con mi grupo Primitals Brothers, que es un conjunto a capella con el que hacemos musicales, pero aquí era una dificultad elevada al cubo. Estar bien entrenado me ha servido para superarla. Como actor sí tenía que buscar el equilibrio entre la pulcritud a la hora de cantar ciertas cosas y luego también esa opera rock que viene cuando de repente no le salen bien las cosas a Eric y tienes que rajar la voz, sacar el veneno de dentro y a la vez que la partitura no pierda. Ese equilibrio es realmente lo más y lo que me ha llevado en alguna función a hacerme un poquito de daño y a decirme que en la siguiente no puedo gritar tanto o, si debo hacerlo, intentar que sea desde otro sitio.
–Durante las dos temporadas del musical en Madrid le tocó trabajar con la que era su pareja en la realidad, Judith Tobella, en el papel de Christine. Ahora, con Ana San Martín de partenaire, ¿ha tenido que resetear su interpretación para que su personaje la siga viendo con verdadero enamoramiento?
–Lo bonito de esta profesión es que cada vez que te ponen un personaje delante, hay que dejarse llevar y hay que fluir con ello. Con Judith hubo una química espectacular en el escenario, cosas que habíamos trabajado, de repente allí salieron mucho más a la flotte y pudimos hacerlo juntos en nuestra función. Pero cuando aparece otra Christine distinta, mas explosiva o más delicada, eso te ayuda a ti también a llevarlo por otro sitio y a buscar otras conexiones, otra forma de intentar convencerla para que no se vaya con el otro. Porque, aunque tú tengas un guión, la forma en la que tú te expresas delante de alguien cambia completamente cuando tienes a otra persona delante. Es muy interesante, porque aquí nunca hay dos funciones iguales
–En este musical no todo es pasión desaforada y drama. ¿Qué lugar ocupa el humor?
–Hay un contrapunto cómico que es maravilloso con el cuarteto que forman Carlotta, la prima donna, Piangi y los dos dueños del teatro: André y Firmino. De hecho el número de la prima donna es de los que más aplaude el público. Los interpretan actores extraordinarios, de los mejores con los que he trabajado. Y es ahí también cuando aparecen los efectos especiales y estroboscópicos que te pegan el susto. Es realmente así, no solo hay drama, además es muy divertido.
–¿Debería advertirse a los espectadores de que van a vivir momentos que seguramente no se esperan o sería fulminar el efecto sorpresa?
–(Risas) Bueno, si van con niños deben saber que hay esos efectos estroboscópicos y que no se asusten porque solo son eso, efectos, y que pueden disfrutarlo personas de todas las edades. Así ha sido desde un principio y todos salen encantados. Y es una buena obra para introducir a los más jóvenes en el teatro. Una de las cosas que más nos está emocionando son los mensajes que nos mandan los chavales o sus padres, diciendo que el espectáculo poco menos que les ha cambiado la vida. Yo animaría a que se traigan a su familia, porque no se van a arrepentir.
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