Igor Paskual y Loquillo, cara a cara
Acompañados de la calma que precede a la tormenta en un Savoy casi vacío, los artistas reciben a EL COMERCIO para hablar de rock y vida
En un lugar como pocos quedan, el Savoy, aparecen dos músicos como pocos quedan, Loquillo e Igor Paskual, para atender a este diario ... antes de poner rumbo a El Molinón. Saludan al camarero, Esteban, –que es un viejo conocido– y comienzan a charlar entre ellos como los viejos amigos que también son. Alertan de que la energía de dos sagitarios es peligrosa y comienzan a hablar de un concierto, el de esta noche (Gijón Arena, 22 horas), al que subirá con ellos otro sagitario, Nacho Vegas. «He avisado a todo el equipo, porque con tres sagitarios juntos en un escenario, si ocurre algo será muy grande y muy gordo», dice el 'Loco'. Avisados están quienes tengan entradas, ya agotadas, por cierto.
«Nos hubiera gustado que estuviera Jorge» (Ilegales), señala, pero esperarán a tocar juntos cuando se recupere. De momento, le dedican el bolo de hoy y le guardan el secreto de las anécdotas que no se pueden contar, a pesar de que insistimos en escuchar alguna. «Es el código del 'rock and roll'», y ante eso, nada se puede hacer. «Hemos pasado muchas cosas juntos en la época más salvaje. Y hemos salido vivos», cuenta. «Y hemos salido vivos porque teníamos sentido de la supervivencia». Tenían otra cosa «fundamental» para que una banda de rock se pueda considerar una banda de rock: «La capacidad para explorar los límites».
Loquillo e Igor Paskual comenzaron a tocar juntos hace casi veinticinco años –porque «entendíamos el 'rock and roll' de la misma manera», dice Paskual– y si de algo saben es de música. Desde ese lugar privilegiado que regala la experiencia, pueden apreciar que «la gente ahora toca mucho mejor». Por supuesto, «no mejor que nosotros, que somos la mejor banda del país», apunta el 'Loco'; «pero porque yo soy el peor de mi banda». Sin embargo, el sonido no lo es todo: a los nuevos «les falta peligro».
Ni uno ni otro le tienen miedo a las redes ni a la censura, y eso que son, afirma Paskual, «la última gran banda española formada en la era pre-internet», pero conocen su poder porque fue gracias a ellas que recuperaron la voz cuando habían dejado de sonar en las radios. Hablan sin reparos del sector, de sus inicios y de los que empiezan ahora, y precisamente por el lugar en el que estamos, histórico punto de encuentro de la música emergente, la pregunta es más que pertinente. ¿Qué va a pasar si nos siguen cerrando estos espacios? «En los lugares como este en el que estamos suceden cosas. La gente habla, la gente conspira, la gente piensa. Son peligrosos; no convienen. El poder no quiere esto, porque sabe que una canción puede cambiar la historia de un país», sentencia el 'Loco'. El poder no quiere 'rock & roll'. Pero por suerte, los de abajo, todavía sí.
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