Manolo García, imparable y pletórico regreso al camino
El barcelonés entusiasma en un Pabellón de La Magdalena repleto para acoger los nuevos temas de su gira eléctrica y un repaso a sus clásicos
El Pabellón de La Magdalena de Avilés vibró ayer con toda la fuerza de un Manolo García pletórico e imparable en uno de los primeros ... conciertos de su nueva gira. Fiel a su leyenda de entregar la piel en cada concierto, en el de anoche el barcelonés no defraudó a los fans que llenaron el recinto y ofreció, arropado por el poderío de su banda eléctrica, una extensa puesta en vivo de los temas de su último doble álbum: 'Mi vida en marte' y 'Desatinos desplumados', aliñados con una generosa ración de sus imprescindibles clásicos.
Un hervidero recibió al cantante y cientos de móviles se encendieron ante los primeros versos de 'Insurrección', con la que abrió su larga noche. En el centro de su superbanda y del juego de pantallas desplegadas, García guitarra en mano siguió con otro viejo tema, 'Mientras espero al afilador', para pasar a presentar el reciente 'Diez mil veranos'. Un juego entre su presente y el fértil legado que iría marcando la fiesta. En ella, el barcelonés de desprendería se su chupa para lanzarla a las primeras filas y saludar: «Qué tal. Estoy en Asturies, pero sé que hay gente de León, Burgos, Madrid...». Y lo rubricaría con toda la energía del nuevo 'No lloras y juras'. Bandera asturiana en mano, llegó otro hit de El último de la fila, 'Llanto de pasión', despertando el delirio del público, y con un leve respiro, 'Como quien da un refresco', celebrada con idéntico calor.
El festival de nostalgia continuaría con 'Penacho de plumas' y daría un giro al hoy con 'Azulea', un sereno paréntesis antes de la veterana 'Rosa de Alejandría'. El catalán mostró su apoyo y lo pidió para ganaderos, agricultores y autónomos –«los que curran con el culo apretao»– para dar paso a la movida 'La maturanga'. Con la bailaora que lo acompaña en sus conciertos dando arte y elegancia a la juerga flamenca que siguió con otras perlas de 'Desatinos desplumados' y 'Laberinto de sueños', enlazada con 'Los hombres azules'.
Salió el músico con otra arenga «contra los molinos que destruyen el paisaje y la tierra, si siguen vais a pasar fame». No la que pasaría de su sustanciosa música un público cada vez más entregado al que fue alimentando con temazos actuales como 'Quisiera escapar' o icónicos como 'Pájaros de barro', de nuevo entre la gente. O 'Lápiz y tinta', coreado y festejado por todo el pabellón. Un gran festín de un manolo García tan inagotable como su repertorio.
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