Oviedo ovaciona una 'Ernani' muy bien cantada
El último título de la 75 Temporada de Ópera se estrena haciendo gala de solvencia vocal y claridad dramática en una escena muy tradicional
RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Lunes, 30 de enero 2023, 03:01
Hay un cierto aroma de leyenda épica y de cuento lírico en 'Ernani', la ópera de Verdi con libreto de Piave inspirada en el drama ... homónimo de Víctor Hugo. Ese perfume romántico lo hemos encontrado en la nueva producción de la Ópera Real Valona, que ayer se representó, en primera función, en el Campoamor y con lo que se cerrará en los próximos días esta vertiginosa 75 Temporada de Ópera de Oviedo. Numeroso público, como suele ser habitual en Verdi, y entre los asistentes a la ópera, el embajador de Italia en España, Riccardo Guariglia, y su esposa, Elena Percsichetti, invitados por el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli. Se presupone que, como buenos italianos, Riccardo y Elena debieron vibrar anoche con el canto patriótico 'Si ridesti il Leon di Castiglia'.
Aunque 'Ernani' fue popular en el siglo XIX, en el que todavía ardían los rescoldos del romanticismo, no es una obra especialmente representada en nuestra época, concretamente en Oviedo, la última vez que la obra subió a las tablas del Campoamor fue en 1991. Y, sin embargo, posee toda una serie de rasgos musicales y dramáticos de un innegable atractivo, tal como hemos podido percibir y sentir ayer.
Patear o, por efecto reflejo, aplaudir el saludo en asturiano -«bienllegaos al Teatru Campoamor»- es una curiosa seña de identidad de las primeras funciones de ópera. Como el pateo-aplauso suele coincidir cuando el director está saliendo al foso, éste, después de la sorpresa, se lleva una cálida ovación, para que sepa que el numerito previo no tiene nada que ver con él. Bien, pues ayer las ovaciones fueron generosas a todos los niveles. El público disfrutó con una representación diáfana, apegada al libreto original, al que se le añaden algunos elementos venecianos, que se siguió como un cuento, y se interpretó con calor y capacidad musical y dramática.
La dirección escénica de Giorgia Guerra destaca en tres aspectos. El primero, la naturalidad dramática de los personajes, para que muestren sus deseos y pasiones. El segundo, la claridad y agilidad escénica, algo importante en una ópera en cuatro actos. Y, finalmente, la intención de recrear la obra con una atmósfera similar a la que concibieron el libretista Piave y Verdi. Nada de traslados a otros mundos diferentes al siglo XVI, salvo, como ya hemos apuntado, algún toque veneciano en los vestidos diseñados por Fernand Ruiz. Sin duda, Giorgia Guerra nos proyecta una concepción tradicional,un poco vintage, que en estos tiempos hasta resulta novedosa, bella y equilibrada. Cada acto tuvo su peculiar escenificación: en el primero, las montañas de Navarra como un telón pintado y el castillo de Silva; en el segundo, el patio del castillo; el tercero, más tenebrista que los demás, en la tumba de Carlo Magno, y el cuarto, una escena de carnaval en donde se culmina la tragedia. La escenógrafa fue muy aplaudida al final de la función.
No es ni la primera ni la segunda vez que Danielle Callegari está al frente de Oviedo Filarmonía. Director enérgico y de tiempos precisos, pero que deja que fluya la melodía y el canto. El tiempo habitualmente era un tanto acelerado, lo que da una idea de energía y de vitalidad. Excelentes los solistas, especialmente en el violonchelo y el arpa en el acto tercero, con su acompañamiento del aria de Carlos V 'Ah de verd' anni' que arropa con expresividad el monólogo del Emperador.
El Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo) interpretó, con la profesionalidad y perfecta afinación a la que nos tiene acostumbrados, los numerosos y variados pasajes en los que actúa en la ópera. El patriotismo coral de 'Ernani' está más atemperado que en 'Nabucco' pero todavía alcanza altos vuelos. Como es habitual, Intermezzo es un coro de relieves operísticos con grandes contrastes de dinámica. Lo mejor de su actuación fue el coro de los conjurados, que en Italia, cambiando la palabra León de Castilla por León de San Marcos, tuvo un carácter patriótico.
Los protagonistas de 'Ernani' reflejan sus pasiones a través del canto. Elvira, la mujer deseada por todos, proyecta con fuerza, en la voz de la soprano eslovena Marigona Qerkezi, el amor apasionado. Es una soprano de una potencia increíble, tesitura amplia en los agudos y capaz de adornar el canto con una intensa coloratura. Debería a veces comedirse en su fuerza, en aras de un lirismo como el que nos ofreció en el último acto. Es una soprano joven y con un gran futuro.
El personaje de Ernani encarna el honor, el enamoramiento y la rebeldía, es un papel complejo al tener momentos arrebatadoramente líricos, con otros de cierta heroicidad. El tenor gijonés Alejandro Roy recrea un Ernani sobre todo heroico, con fiereza y, salvo en el último acto, más lírico e intimista de gran potencia vocal. Fue una actuación muy segura y de una enorme capacidad de emisión.
Excelente el barítono Juan Jesús Rodríguez en el rol de Carlos V. A lo largo de la obra, le vemos evolucionar del joven caprichoso al monarca sereno y serio que envuelve su magnanimidad en un halo de nostalgia. En el tercer acto, muy protagonizado por su personaje, hemos disfrutado de la belleza del timbre de su voz en un papel muy apropiado para él. Fue el más aplaudido.
Gianfranco Montresor interpretó a un Silva crepuscular, entresacando su personalidad en la que se aúnan la vejez, el enamoramiento sin correspondencia y el resentimiento. Como bajo está un poco corto en el registro grave, pero su actuación fue convincente y siempre apoyado por una voz correcta.
Esta 'Ernani' ha sido una función muy agradable, de la que el público salió satisfecho. Se aplaudió mucho y se recibió con cierta frescura en la escena, a pesar de lo previsible, y una gran solvencia en las voces.
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