Palacios asturianos en riesgo de ruina
Jueves, 8 de abril 2021, 03:35
La Lista Roja de Hispania Nostra recoge una docena de palacios ubicados en Asturias que corren el riesgo de venirse abajo por falta de mantenimiento. En la imagen, el Palacio de Cienfuegos, en Pola de Allande. Aunque varias intervenciones han frenado su deterioro, sigue en la lista de riesgo de Patrimonio.
Hispania Nostra
Torreón de Ludeña, en Piloña. En ruinas y cubierta por vegetación. Falta casi por completo la fachada norte y muchos sillares.
Hispania Nostra
Casa de los Bernaldo de Quirós, en Carrió (Carreño). Construcción del siglo XVII, con reformas del XIX y del XX. «Abandonado y en ruina progresiva».
Hispania Nostra
Casa torre de Tuñón, en Santo Adriano. «Muy deteriorado. Grietas de grandes dimensiones y peligro de derrumbe inminente». Siglo XV.
Hispania Nostra
Palacio Sánchez de Caso, en Cerébanes (Peñamellera Baja). «Pérdida total del edificio por derrumbe de cubierta y efecto de la vegetación». Del siglo XVIII.
Hispania Nostra
Palacio de la Torre de Celles, en Siero. La actual propiedad rechaza la declaración de ruina, al ser esta previa a su adquisición. Siglo XVII.
Hispania Nostra
Palacio Duques de Estrada, en Llanes. En pleno centro de la villa. Un palacio barroco del siglo XVII, sobre construcción anterior.
Hispania Nostra
Palacio de Tormaleo, en Ibias. «Abandonado y en ruinas. Venta de piedra y demás elementos arquitectónicos». Del siglo XVIII.
Hispania Nostra
Palacio Vigil de Quiñones, en Sariego. Palacio del XVI-XVII, muy deteriorado. Está en manos privadas y tiene varios añadidos posteriores.
Hispania Nostra
Palacio del Condado de Altamira, en San Tirso de Abres. Se encuentra en mal estado de conservación, parcial derrumbe de la torre occidental. Siglo XVI.
Hispania Nostra
Palacio de los Faes de Miranda Carabanzo (Lena). Construido en el siglo XVII, el palacio «sufre el abandono iniciado desde la postguerra civil española». Tiene una parte totalmente derruida.
Hispania Nostra
Torre de la Jura Soto de Cangas (Cangas de Onís). Era el lugar donde se elegía al alcalde de Cangas de Onís, y cuenta la leyenda que allí juró su cargo el Rey Pelayo.
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