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Primero fue 'Incendios' y ahora es el turno de 'Todos pájaros'. Mario Gas dirige el montaje a partir del texto de Wajdi Mouawad ... que mañana, 22 de febrero, se sube a las tablas del Teatro Jovellanos de Gijón. «Es un autor que realmente escribe sobre el tiempo actual, sobre un conflicto que conoce, que es todo lo que ocurre en Oriente Medio, y lo hace con una capacidad emotiva espectacular, que conecta con la tragedia griega y con la poética y toca temas muy candentes», resume Gas sobre una dramaturgia que se adentra en todo lo humano, que desde la cercanía de los sentimientos y las vivencias nos acerca a ese gran drama. «Es uno de los mejores autores de la dramaturgia contemporánea, que conmueve al público y demuestra que el teatro es algo más que evasión y modernidad», concluye.
El camino conduce a Palestina e Israel, «a ese conflicto aberrante», sostiene Gas, que subraya que mete el dedo en todas las llagas: «Lo importante es que es un autor dramático que construye historias con personajes de carne y hueso, que nos señala las contradicciones, las apetencias, las paradojas, los extremismos, la ausencia de entendimiento, el temor al otro, el perdón, la reconciliación...». Esa perspectiva del libanés emigrado a Francia y Canadá se hace teatro con maestría, sensibilidad y sabiduría. Sostiene Gas que está a la altura de los griegos y los más grandes autores de la historia. «La obra está escrita hace siete u ocho años y yo diría que se entiende inclusomejor ahora que está en el candelero este conflicto, ese genocidio por parte de Israel, porque es un teatro que partiendo de lo particular habla de lo universal».
Feliz está con el resultado de este trabajo que sube al escenario a un reparto espectacular. Son Vicky Peña, Aleix Peña, Candela Serrat, Manuel de Blas, Pere Ponce, Anabel Moreno, Lucía Barrado, Juan Calot, Núria García y Pietro Olivera: «Decía Billy Wilder que el casting es el 95% del éxito», señala Mario Gas, que incide en que es un texto difícil, que requiere un compromiso enorme por parte de los intérpretes. «Hemos intentado que la obra viaje con todo lo que tiene hacia el público», sostiene Mario Gas, que ha disfrutado dirigiendo a ese reparto que se ha ganado ya el aplauso del público en Madrid y Valencia y que ahora gira.
«La gente escucha y hay un prodigioso silencio», revela sobre el feed back recibido. Exige también el compromiso del público esta pieza larga que a él le ha hecho disfrutar. «Yo me lo paso muy bien haciendo teatro, pero incluso cuando te gusta mucho también sufres». Vence siempre la voluntad de comunicar a través del teatro, ese arte «que habla de nosotros mismos». Ese es para él el más enorme de los placeres.
No le faltan ideas para seguir trabajando, aunque no sea tampoco cuestión sencilla: «El problema es que lo que te ofrecen pretende ser muy convencional o muy moderno», lamenta. Y habla de una dualidad en la escena española: «Por un lado está la cantidad de talento fantástico que hay, pero de alguna forma prima la economía, y eso habría que revisarlo. La situación del teatro es francamente mejorable, como el mundo, un mundo sin Trump sería mucho mejor».
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