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Aitor Luna: «A mi profesión le hace falta unión»

Aitor Luna: «A mi profesión le hace falta unión»

El actor es Arnau Estanyol, el combativo protagonista de 'La Catedral del Mar' (Antena 3). «Leí la novela en cinco días, la devoré»

Miguel Ángel Alfonso

Miércoles, 27 de junio 2018, 00:52

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Con la grabadora delante, Aitor Luna (Bergara, Gipuzkoa, 1981) se muestra tímido y mide cada palabra que sale de su boca. Pero cuando avanza la entrevista, poco a poco, su rostro se va pareciendo más al de Arnau Estanyol, el combativo protagonista de 'La Catedral del Mar', que empieza siendo un vasallo a quien su inconformismo le lleva a triunfar. La serie de Antena 3, basada en la novela homónima de Ildefonso Falcones, emite su quinto capítulo esta noche, a partir de las 22.30 horas.

– ¿Se había leído el libro?

– Pues no. La novela llegó a mis manos un mes antes del rodaje y me la leí en solo cinco días, la devoré.

– ¿Y le parece un reflejo fiel?

– Sí, es muy fiel, excepto algún cambio mínimo de personaje. Lo que es la historia gruesa es igual.

– ¿En qué se fijó más?

– Como actor, a la hora de asumir este personaje, lo que más me inquietaba era enfrentarme al paso del tiempo. Yo cojo el personaje de Arnau a sus 19 años y en el último episodio llegará a los 64. En la mayor parte de la serie tendrá 45 años, una edad que yo no había olido nunca como intérprete. A nivel físico, por ejemplo, no tuve la oportunidad de trabajar como el personaje se lo merecía por el poco tiempo del que disponíamos.

– ¿Fue un rodaje duro?

– Lo más jodido fue el rodaje en verano, en plena ola de calor que hubo en agosto de 2016. Recuerdo especialmente una escena en la que Michelle (Jenner) y yo íbamos en un carro por un secarral al sol muy abrigados, hasta con mantas por encima (risas).

– Cuando toca reflejar la realidad no hay temperatura que valga…

– Sí, pero esta no es una serie estrictamente histórica; es más bien la historia de estos personajes pasando de puntillas por el contexto. Habla de temas universales, de la libertad, del amor, el dolor, la traición… Creo que la crudeza de la época sí se ha reflejado bien.

– Rodaron una de las mayores batallas de la historia de la ficción española.

– Fue espectacular. Se han dejado bastante dinero, sobre todo en rodar las batallas en decorados naturales, en sitios reales, en construir lo que haya que construir... En el caso de Cáceres, se levantó una catedral en construcción. En lo demás, a la hora de trabajar, no ha habido diferencias con otras series en las que he participado.

Un vacío «impresionante»

– ¿Y dentro de la Basílica de Santa María del Mar, la real?

– Solo el último capítulo, cuando la catedral está construida. Con Michelle y yo de mayores, entrando allí... Fue impresionante verla así de vacía, sin sillas, sin gente. De repente, estar en ese espacio para nosotros solo fue un regalo.

– ¿La ve como un futuro éxito internacional?

– Todo lo que sea visibilidad del producto, que se difunda y que guste, está bien. Pero eso no cambia nada para nosotros. Yo solo espero que la gente disfrute de la serie. Lo demás, que sea lo que tenga que ser.

– ¿Es cierto que su hermano aspiraba antes que usted al papel?

– Mi hermano, por cuestiones personales, no pudo hacerlo. Y, gracias a Dios, yo fui el siguiente de la lista al que llamaron para hacer el 'casting'. Allí interpreté una escena en concreto y me dieron el papel.

– ¿A eso se le puede llamar 'brotes verdes'?

– Bajo mi punto de vista, la cosa está complicada. Ahora me voy a tener que apuntar al paro de nuevo. A esta profesión le hace falta unión, que se regulen ciertas cosas para que te motive trabajar… Hace falta alguien, llámese sindicatos o no sé qué, para que el juego se reparta equitativamente. Al final, es como lo que le pasa en la serie a Arnau y los suyos.

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