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Sagan celebra su triunfo.
Sagan ¡por fin levanta los brazos!
Etapa 3

Sagan ¡por fin levanta los brazos!

Después de ser cinco veces segundo en el Tour y también en la crono por equipos, resucitó

Benito Urraburu

Lunes, 24 de agosto 2015, 00:21

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Hay mecanismos que no se olvidan nunca aunque tarden en repetirse con el paso del tiempo. Los esprinters, por ejemplo, tienen perfectamente automatizados todos los movimientos que deben de realizar, tanto ellos como sus compañeros en las aproximaciones a los finales de etapa. También saben cuando deben de arrancar para poder ganar. Es un ritual que cuando se cumple sin fallos termina por conducir, normalmente, a la victoria.

Peter Sagan, el vencedor de la tercera etapa de la Vuelta a España con final en Málaga, no se puede decir que sea un esprinter puro. Es otro tipo de corredor, capaz de ganar en una llegada masiva, pero también, y sobre todo, un ciclista de clásicas dotadas de una cierta dureza, de finales rocambolescos, complicados, de llegadas con puertos pequeños cerca de la meta en los que los velocistas puros pierdan su chispa. En suma, un ciclista con arte, con carisma, dentro y fuera de la carretera.

Esa complejidad de ciclista, -bendita complejidad-, nos permite hablar de un corredor único con un registro de virtudes que le convierte en algo especial. Porque Sagan se impuso en Málaga a hombres más rápidos que él como Bouhanni o Degenkolb y se quitó de encima el gafe que le perseguía desde el Tour.

Degenkolb iba muy bien colocado a doscientos metros de la llegada cuando Sagan arrancó como lo suele hacer él, intentando romper las bielas, y superando a Bouhanni en la misma línea de llegada. Peter da la impresión cuando se pone en máxima tensión que va a destrozar la bicicleta completa.

Los números no engañan: el vencedor de la regularidad en la prueba francesa este Tour, ha logrado el maillot verde en cuatro ocasiones, igualando a Sean Kelly, y va directo a por los seis que logró Erik Zabel. Finalizó en cinco ocasiones en segunda posición en el Tour, en dos tercero, en dos cuarto y en una, quinto.

Si ampliamos ese abanico de datos vemos que en sus cuatro participaciones en el Tour ha conseguido cuatro etapas, ha terminado en ¡dieciséis ocasiones segundo!, en seis tercero, en siete cuarto, en tres quinto, en dos, sexto y en una, séptimo.

En la Vuelta, en la llegada de Marbella el primer día, no comenzaron las cosas mejor para él puesto que su equipo, Tinkoff, finalizó segundo en la crono por grupos y Sagan fue el primero en pasar la línea de meta. Si no hubiese surgido el BMC con Peter Velits, se habría vestido de rojo. Pero el segundo lugar volvió a aparecer en su carrera. Hasta ayer.

Tinkoff trabajó mucho para él. Patxi Vila, que dirige el equipo en la Vuelta, apostó por Sagan y consiguió ganar en una etapa sin historia, en la que seguía coleando lo sucedido con Vincenzo Nibali, y en la que lo único que estaba en juego era la victoria de etapa.

Fraile, líder de la montaña

Bouhanni volvió a caerse de nuevo, lleva dos caídas en dos días, y se golpeó la espalda. La de esta jornada se produjo a 45 kilómetros de la meta. En la del domingo se golpeó la rodilla y la cadera izquierda. Los golpes se le van amontonando al francés por todo el cuerpo.

Sus compañeros le reintegraron sin problemas al grupo. No son las mejores condiciones para un esprinter puro como el francés que lleva ya varias percances importantes este año. El primero de ello lo tuvo en el Campeonato de Francia.

Estuvo a punto a costarle su participación en el Tour, donde duró cinco etapas, por otra caída en la que se vieron implicados varios compañeros de su equipo. En Francia duraría cinco etapas. Una caída a los pocos kilómetros de darse la salida le dejó maltrecho, con golpes en las mismas zonas en las que se había golpeado en el campeonato francés.

En la Vuelta ha tenido suerte: de momento sólo tiene golpes, que en frío notará más, a la espera de poder justificar su fichaje por Cofidis, que salvo a Dani Navarro, con el que intentarán moverse en montaña, tiene el resto de su equipo a su servicio.

La etapa no tuvo mucha historia, salvo el calor, lo que permitió que entre los favoritos hubiese una cierta relajación. Hubo una escapada tempranera de seis corredores en la que se metió Omar Fraile, que se colocó como líder de la montaña, un premio que ya ganó en la última edición de la Vuelta al País Vasco, en la que el año anterior venció en las metas volantes.

La escapada estuvo en todo momento controlada por el Orica de Neil Stephens que sabe que puede tener unas cuantas etapas a Esteban Chaves de líder y no va a regalar el maillor rojo. Otra cosa es que se lo quiten, pero regalarlo, no, porque Chaves es un ciclista que no se sabe hasta donde puede llegar, ni tampoco lo que puede durar vestido de rojo.

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