Joaquín Valdés: «Dirigir un vestuario es como tener una pastilla de jabón entre las manos»

«Siempre hay que pensar que se tiene margen de mejora, lo que caracteriza a un deportista de nivel es el inconformismo», proclama sobre una de las bases para repetir la consecución de los objetivos marcados el psicólogo de la Selección Española, Joaquín Valdés. A poco más de un trimestre para la Eurocopa, cambió la ropa deportiva por el traje y la corbata para impartir ayer en el hotel ABBA Gijón una sesión de 'coaching' organizada por el Círculo de Empresarios, Directivos y Profesionales del Principado de Asturias (CEDYPA).

Entrelazados por la necesidad de obtener rendimiento, el fútbol y la empresa comparten algunos rasgos básicos para su funcionamiento como el liderazgo, la motivación y el trabajo en equipo. Flanqueado por el presidente del CEDYPA, José Blasquiz, y el vicepresidente Javier Pastrana, Joaquín Valdés abordó los numerosos paralelismo entre los dos ámbitos amparado en su laureada trayectoria de dos décadas ejerciendo como psicólogo deportivo.

«Es muy difícil ganar, pero es infinitamente más difícil seguir ganando», sostiene el ovetense, miembro del cuerpo técnico del Barcelona en la que conquistó por última vez la triple corona. «Se lo he escuchado a Luis Enrique después de cada título: 'chicos, esto está muy bien, pero olvidamos todo y volvemos a empezar'», confiesa para explicar el constante reinicio que deben afrontar tanto los equipos de fútbol como las empresas al cerrar cada historial de resultados y afrontar un nuevo año o temporada.

Consciente de que la relajación es una cualidad inherente al ser humano, asegura que lo que distingue a los buenos de los grandes deportistas es la capacidad de seguir cuando asoma. «Siempre se lo digo a los entrenadores, dirigir un grupo de personas es como tener una pastilla de jabón entre las manos. Tienes que apretarla lo suficiente para que no se te escape, pero con cuidado de que no se 'estrapaye'», explica el exjudoca. Una capacidad de adaptación necesaria para realizar con éxito la misma labor en el Celta y el Barça: «No tiene nada que ver un vestuario con otro y el manejo es diferente. La suerte es que esa persona que lo dirigía ya había estado en ese vestuario».

De las numerosas lesiones que sufrió sobre el tatami brotó su precoz vocación de ayudar a los deportistas en «la pata que faltaba» para potenciar su rendimiento. Los tiempos en los que el futbolista pensaba que estaba «usurpando un terreno» en el vestuario han pasado al respecto actual hacia su labor. «Si el jugador ve que el entrenador le da importancia, él le da importancia», explica Joaquín Valdés, obligado a «ver la botella medio llena». «No se me permite verla medio vacía», afirma sonriente el sostén mental de la Selección Española, un motivador con otro diván personal: «Mi psicólogo es ir a la montaña, esquiar... o un par de compañeros que te entienden y se ponen en tu lugar».