Arcelor ve «insostenible» la situación y cree difícil mantener su «configuración industrial» en Asturias
El Plan del Acero de la Comisión Europea no está teniendo la urgencia ni efectividad prometidas y la situación se agrava con la guerra arancelaria
Los meses pasan y el anuncio de la Comisión Europea de que iba a poner en marcha medidas urgentes y efectivas para salvar la ... siderurgia del continente se está tornando incierto. De momento, advierte el sector de que poco o nada ha cambiado y el contexto es cada vez más difícil. Así lo atestiguan también en las plantas asturianas de Arcelor. Ayer mismo, en la primera carga del mercante 'Sueve', de Junquera Marítima, en el puerto de Avilés, el director de Comunicación, Relaciones Externas y Responsabilidad Corporativa del grupo, Alberto Carrero, calificó la situación de «insostenible».
Desde hace un par de años, la industria siderúrgica se enfrenta a la debilidad del mercado, con una demanda extremadamente baja. A ello se suma la imparable entrada de acero a bajo coste de países extracomunitarios que no tienen que asumir los mismos costes laborales y, sobre todo, medioambientales o que incluso están subvencionados por sus gobiernos. Esta combinación ha hundido los precios y la rentabilidad. Pero a esto se añaden la necesidad de asumir milmillonarias inversiones en materia de descarbonización para eludir los crecientes costes de emisión de CO2 y el efecto de la guerra comercial. El Gobierno de Donald Trump ha impuesto un arancel del 50%al acero que ha quedado fuera del pacto con la Comisión, lo que impide en la práctica las exportaciones a Estados Unidos (EE UU). Indirectamente, esto implica también que otros países están derivando a Europa los productos que se iban a destinar a ese territorio.
En medio de esta tormenta perfecta, la siderurgia asturiana se juega su futuro. «Si la situación sigue así, va a ser muy difícil mantener la configuración industrial que tenemos hoy en día: los hornos altos, todas las instalaciones funcionando…», reconoció el directivo. De momento, la semana que viene está prevista una parada de mantenimiento del horno alto 'B', mientras el 'A' se acerca al final de su vida útil. No está claro en qué momento concreto podría detenerse de forma indefinida, pero para alargar su funcionamiento requiriría de una inversión millonaria que, en las actuales circunstancias, parece inviable que Arcelor vaya a ejecutar. Todo ello con el problema añadido de que el sínter 'A' tiene que cesar su actividad antes del 31 de diciembre, tras el compromiso adoptado con el Principado por sus problemas para cumplir la normativa ambiental. Con solo una de estas instalaciones será necesario importar el mineral de hierro ya sinterizado, lo que elevará los costes y reducirá drásticamente la competitividad para mantener los dos hornos altos, a los que abastecen, encendidos. A ello se añade que, a partir del año que viene, se irán eliminando paulatinamente las asignaciones de derechos de CO2 gratuitas, lo que también penaliza la producción de las cabeceras. «Estamos viendo ya cierres de hornos altos en Europa de otros productores, no solo ArcelorMittal», reconoció Carrero. En la compañía no se prevé que la situación a corto plazo vaya a mejorar. «No tenemos visibilidad».
Medidas más urgentes
Mientras, el Plan del Acero anunciado por la ComisiónEuropea no está teniendo efecto. Hay dos aspectos que corren más prisa: contar con medidas de defensa comercial realmente eficaces frente a la competencia desleal extracomunitaria y la reforma del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) para evitar formas de elusión, que incorpore también productos manufacturados y que dé una solución a las exportaciones, ahora muy penalizadas por el pago de los derechos de CO2 y que deben competir en el mercado global.
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