Arcelor avanza en su ofensiva fuera de Europa con la apuesta por renovables en Brasil

El primero de los contratos se basa en la relación existente entre ArcelorMittal Brasil y Casa dos Ventos, uno de los mayores desarrolladores de renovables del país, con quien en abril del año pasado ya firmó un acuerdo para ese otro proyecto de eólica de 554 MW, que prevé poner en marcha el año que viene. El nuevo implica crear una empresa conjunta, de la que la multinacional siderúrgica tendrá una participación del 55%, para construir un parque solar de 200 MW en el mismo entorno que el eólico, en el estado de Bahía, al noreste de Brasil. Su puesta en marcha también está prevista para 2025, nada que ver con los plazos de tramitación que se manejan en Europa.

El segundo contrato es una asociación con Atlas Renewable Energy para construir también con el mismo plazo un proyecto de energía solar de 265 MW en el estado de Minas Gerais, al este del país. Para ello se creará una empresa conjunta al 50% y Arcelor se compromete a adquirir el 100% del parque solar una vez finalizada la construcción. Explica la multinacional que los proyectos respaldan los objetivos de ArcelorMittal Brasil de asegurar y descarbonizar sus necesidades futuras de electricidad.

De este modo, la compañía avanza también en la descarbonización de su actividad en países extracomunitarios, que le ofrecen facilidades y pueden llegar a ser, incluso, proveedores de las plantas europeas. Si su producción es verde podrían sortear en el futuro el impacto del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), la especie de arancel ambiental que ha diseñado la Unión Europea para evitar la competencia desleal en lo que se refiere al pago de derechos de emisión y que se está aún probando.

De las factorías de Arcelor en Brasil ya han venido a Asturias en distintas ocasiones productos semiacabados. Fue especialmente llamativo en 2019, cuando obras previstas en las instalaciones de cabecera, sumadas a los ajustes ordenados por la falta de pedidos y el aumento del precio del CO2 llevaron a la multinacional a importar desbastes desde ese país para realizar la laminación posterior en el Principado. Todo ello en detrimento de la producción de la cabecera asturiana. En el país carioca la multinacional cuenta, además, con yacimientos de mineral de hierro, por tanto, aunque supone un sobrecoste transportar las piezas hasta Asturias, por otro lado, se evita el traslado de los minerales en bruto.

Mientras, en pleno proceso de descarbonización, la compañía mantiene bloqueados sus proyectos para construir plantas de reducción directa del mineral de hierro (DRI) en Europa, que podrían sustituir a los hornos altos, y ya ha advertido de que, si no cambian las condiciones actuales, puede llevar parte de la producción fuera de Europa e importar insumos intermedios, llámense DRI –que tiene ciertos problemas para el transporte por el riesgo de autocombustión– o productos semiacabados.

Precisamente, el año pasado Arcelor adquirió por 2.200 millones de dólares, unos 2.000 millones de euros al cambio actual, la Companhia Siderúrgica do Pecém (CSP). Ya entonces explicó que se trata de unas instalaciones siderúrgicas de referencia a escala mundial que producen desbastes de acero de alta calidad con costes competitivos a nivel global. Su capacidad ronda los tres millones de toneladas –la de Asturias, los 4,5– y está conectada al Puerto de Pecém, lo que facilitaría el transporte hacia Europa.

Este impulso coincide, además, con el plan Nueva Industria Brasil, presentado en enero de este año tras el regreso al gobierno de Lula Da Silva, y que pretende la reindustrialización del país entre 2024 y 2026, pero con proyección hasta 2033, mediante instrumentos financieros sostenibles, créditos a la innovación, así como subsidios y subvenciones por 60.000 millones de dólares –54.000 de euros–.

Por otro lado, en India, Arcelor, además de avanzar en la construcción de nuevos hornos altos para abastecer al mercado interno, acaba de comenzar la puesta en servicio de un proyecto de energía renovable de 975 MW. En total costará unos 700 millones de dólares –631 de euros– y combina energía solar y eólica con almacenamiento hidroeléctrico para proporcionar 250 MW de energía renovable ininterrumpida a sus plantas. Además, en Argentina, ha desarrollado una asociación con PCR para un proyecto de energía solar y eólica de 130 MW.