Esta es la fecha en la que Arcelor decidirá qué plantas DRI construirá en Europa
Un informe alerta de la desvinculación del proceso de producción de hierro y acero por la deslocalización de parte del proceso siderúrgico
Dos fabricantes en el mundo –Midrex y la unión de Tenova y Danieli, que han desarrollado la tecnología Energiron– se reparten la construcción de plantas de reducción directa del mineral de hierro (DRI) ... como la que Arcelor planteó para descarbonizar parte de su cabecera asturiana. Sin embargo, los proyectos que se han anunciado se cuentan por decenas, lo que deriva en un enorme cuello de botella que dispara los precios aún más de lo que fija la inflación general de los costes de producción. Así lo reconoce el consejero delegado de Arcelor en Europa, Geert van Poelvoorde, que atrasa hasta septiembre conocer realmente cuál puede ser el coste de las plantas que anunció en su momento para Europa. Con esta información y la derivada de las negociaciones que mantiene la compañía con los diferentes gobiernos se tomará una decisión sobre qué proyectos van a decaer y cuáles se desarrollarán. El del Principado, de llevarse a cabo, superará con creces los 1.000 millones inicialmente previstos.
Un informe del Instituto de Análisis de Economía y Finanzas de la Energía (IEEFA) explica que se están aplazando decisiones finales de inversión relacionadas con las plantas de DRI y también los planes de hidrógeno asociados, pero señala que las empresas siderúrgicas tienen «la esperanza de contar con regulaciones más favorables para facilitar una transición más fluida, lo que podría resultar en un aumento en las aprobaciones de financiación de proyectos en 2024».
Este documento, entre otras cuestiones, advierte de que, ante las dificultades que se están encontrando las compañías para hacer viables sus iniciativas en Europa, los productores están optando por trasladar el proceso de fabricación del hierro tratado a lugares con acceso a fuentes de energía más asequibles y seguras. «El concepto que está surgiendo contempla una desvinculación entre los procesos de fabricación de hierro y de acero», explica. De esta forma, las compañías siderúrgicas centran sus esfuerzos en países como Australia, Brasil, Oriente Medio o África, «bien posicionados para establecerse como centros verdes para materias primas relacionadas con el acero» en detrimento de Europa. El sector perderá parte de sus instalaciones de cabecera del Viejo Continente e importará el hierro de reducción directa para abastecer sus nuevas acerías, transformadas para sustituir el arrabio actual por ese tipo de prerreducidos. Es lo que sucederá en Asturias si el proyecto de la planta de DRI sigue bloqueado. Como ejemplo, la surcoreana Posco ha anunciado que invertirá 28.000 millones de dólares en la construcción de instalaciones de hidrógeno verde y 12.000 en factorías para la producción de acero verde.
Australia, Brasil, Oriente Medio y África se posicionan como centros de materias primas verdes para el acero
Mientras, en Europa, los futuros costes de operación están atascando los proyectos, excepto en los países escandinavos, con acceso barato a electricidad hidroeléctrica. El consumo de energía verde y barata es uno de los principales problemas que esboza el informe. Una tonelada de acero requiere casi 300 megavatios de capacidad de electrolizador que funcione las 24 horas al día. Y hay que contar con que las renovables no lo hacen. La variabilidad de las fuentes de energía verdes, como la solar y la eólica, «requiere un sobredimensionamiento de la capacidad y la implementación de soluciones de almacenamiento de energía», advierte este análisis, que pide priorizar las capacidades disponibles para sectores como el del acero, que pueden generar una reducción sustancial de las emisiones de carbono.
De momento, de los proyectos de hidrógeno anunciados, que ascienden a 305 gigavatios (GW), solo se ha logrado desarrollar 1 GW, lo que permitiría descarbonizar únicamente una acería con una capacidad de producción de 3 millones de toneladas anuales.
Por otro lado, aunque el uso de gas hasta que se desarrolle el hidrógeno verde se considera «una solución intermedia», el IEEFA considera que no puede ser un remedio definitivo por sus emisiones de carbono y su coste, incluso en las regiones con acceso a reservas abundantes.
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