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En el último cuarto de siglo, el mundo ha experimentado una revolución tecnológica sin precedentes: la expansión de internet, el uso masivo de los 'smartphones', las redes sociales, la digitalización de los procesos o, más recientemente, la inteligencia artificial generativa. Cada una de esas nuevas tecnologías ha modificado y transformado –en mayor o menor medida– los modelos de negocio y ha redefinido la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En este contexto global, las pequeñas y medianas empresas sufren especialmente, pues no disponen de los recursos necesarios para adaptarse con rapidez y eficacia a los cambios acelerados. Asturias, sin embargo, cuenta con herramientas para facilitar esa transición y hacer más competitivo al tejido productivo de la región.
Para hablar de esas soluciones, CTIC, Gijón Impulsa y EL COMERCIO organizaron en Gijón un desayuno con varias empresas asturianas (Idesa, Infitech, Objet Particulier, Camping Deva y Cauchos Solís) en el que se pusieron en valor los 25 años que acumulan las dos primeras apoyando y acompañando a las pymes de la región en sus procesos de transformación digital. Durante ese tiempo, CTIC ha sido motor de innovación tecnológica en el Principado, liderando proyectos de digitalización y acercando las nuevas tecnologías a pymes y emprendedores. A su lado, Gijón Impulsa se ha consolidado como un agente clave en el desarrollo económico local, apoyando el emprendimiento y fortaleciendo el ecosistema empresarial asturiano mediante asesoramiento, formación y recursos que refuerzan la competitividad del tejido productivo. Juntas, ambas entidades simbolizan el compromiso de Gijón y de Asturias con el tejido económico de la región.
Pablo Coca, director general de CTIC, considera clave el contacto directo antes de asesorar en estas cuestiones, para comprender mejor las necesidades de cada uno: «Con toda la complejidad que hay, para aconsejar en estos temas hay que pisar el terreno». Además, señala, «la transformación es un itinerario y la evolución la da el tiempo». En ese sentido, Coca remarca que hay dos tipos de innovación. Por un lado, la incremental; es decir, «soluciones que existen en el mercado», pero por otro está la disruptiva, que son tecnologías propias desarrolladas. El objetivo de CTIC es «que ambos caminos se encuentren», de forma que mejoren los procesos y se incremente la productividad.
Luis Díaz, gerente de Impulsa Gijón, recuerda que «no está tan lejos aquella época en la que los centros tecnológicos, las empresas, las universidades, los grupos de investigación, fluían cada uno en su ámbito». Para que todo ello se interconecte y se generen sinergias, asegura, la clave es tener espacios de encuentro y que los diferentes actores «dejen de estar de espaldas». En ese sentido, remarcó la necesidad de organizar actividades relacionadas con la financiación, la capacitación o eventos para poner en común a las personas, entre otros, tanto a nivel empresarial como académico, porque «las cosas se mueven, como cualquier ecosistema vivo».
Cuando las cosas se hacen bien, los resultados llegan e incluso se consigue la admiración de los de fuera. Lo sabe muy bien Mamen de Diego, artesana e interiorista que, desde su taller Objet Particulier, en Gijón, realiza piezas decorativas únicas que combinan técnicas tradicionales como la marquetería de paja, el gachulat (piel curtida de pescado) y el pergamino, con soportes innovadores. Todo ello, además, con un enfoque 100% sostenible. Esas técnicas de hibridación las ha tenido que aprender y desarrollar ella misma, con el factor diferencial que supone. «Si quieres pelearte con los mejores del mundo tienes que aportar algo distinto», defiende.
Su conocimiento de estos procesos ha atraído a foráneos hasta la región para comprender mejor cómo funcionan: «Que la gente venga aquí a conocer tu trabajo te da un subidón. Es importante que Asturias y Gijón no sean conocidas solo por la parte turística, sino también por cosas totalmente diferenciales y para sectores distintos a los que estamos acostumbrados, porque Asturias siempre ha estado encasillada en el carbón, el acero o ahora la tecnología». De Diego, que se encuentra inmersa en un proyecto con Gijón Impulsa para desarrollar un envase para productos cosméticos, valora la proactividad de este apoyo, también en el caso de CTIC: «Una cosa que siempre digo en positivo es que no fui a ellos, sino que ellos vinieron a mí».
Algo parecido le ocurre a Antonio Amieva, gerente de Camping Deva, que revolucionó el sector al abrir el camping todo el año y hacerlo para todo el público, en lugar de únicamente a los que se alojan en él. Un cambio radical que le ha servido para impulsar el negocio y para «ser rentable durante todo el año». Esa transformación del modelo ha llamado la atención de negocios como el suyo que quieren replicarlo en otros territorios: «Vienen de campings de otras comunidades autónomas porque se enteran de que trabajamos todo el año y vienen a preguntar y a cuestionarse cómo lo conseguimos». La solución, explica, consiste en el cambio de modelo hacia uno basado más en los eventos como carnaval, 'Halloween', o Nochevieja. Una transformación en la que, asegura, ni siquiera él mismo creía. «Pero funcionó, innovamos casi sin querer».
Pivotar hacia un nuevo modelo ha permitido a Camping Deva desestacionalizarse y aportar estabilidad a la plantilla, de forma que ahora da empleo a 40 personas durante todo el año y hasta 80 en temporada alta. No obstante, reconoce la necesidad de avanzar en el ámbito de la innovación: «Yo sé planificar la primavera o el verano porque sé hacerlo, pero el resto del equipo no lo tiene en la cabeza. Por eso hay que modernizarse y digitalizarse». Además, anima a aquellas empresas que necesitan ayuda a que la pidan: «Tanto Impulsa como CTIC tienen mucha paciencia. Porque el día a día te come y ellos entienden que el proceso de cambiar las cosas es lento. Se adaptan muy bien».
Idesa es una de las empresas asturianas que ha ido creciendo durante estos últimos años con la tecnología como vector de avance en sectores como la energía, el transporte, la automoción o la ingeniería, con ayuda de los programas de apoyo. Uno de los mayores hitos de la compañía fue la creación en 2020 de su centro de I+D. Una apuesta que «sirvió para aglutinar todas las tareas de innovación que hacíamos, tanto de desarrollo de productos como de mejora de procesos y que nos permite seguir en ese mercado tan complejo», explica el director de Operaciones e I+D de la compañía, Víctor Martínez, que advierte de los retos que supone la globalización actual: «Nos hemos tenido que especializar en equipos de mayor complejidad y de mayor tamaño porque con los sencillos y pequeños no somos competitivos. Al final, estamos en un mercado global en donde, sobre todo, la competencia asiática es muy fuerte».
Dentro del sector de la energía se encuentra también Infitech, creada en el año 2022 con el objetivo de mejorar la eficiencia de los nuevos modelos energéticos digitalizando las instalaciones renovables, la movilidad eléctrica y los sistemas de calefacción, de forma que el cliente pueda tomar mejores decisiones y optimizar su consumo eléctrico. Su fundador, Nixen Fernández, agradece a Impulsa su labor con las pymes de la región: «Nosotros tenemos una necesidad, porque desarrollamos productos y necesitamos laboratorio. Nos encontraron un hueco para que pudiéramos hacer todas las pruebas de nuestros equipos antes de fabricarlos».
Además, Infitech también ha desarrollado con CTIC un sistema de predicción de consumo para comunidades energéticas que aglutinen generación, consumo y almacenamiento. Un tema que, remarca, está demasiado verde: «La realidad del mercado nos ha puesto en otro sitio, porque no está preparado. Es un poco lo que ocurrió con los coches eléctricos en 2012, que era demasiado pronto. Afortunadamente nuestro equipo permite gestionar todo tipo de equipos y hemos podido pivotar sin perder tiempo».
Hay 'startups' que nacen con la innovación en el ADN, pero hay compañías con larga tradición a las que les cuesta más abrazar el cambio tecnológico. Lo reconoce Pedro Carrillo, director general de Solís Industrias del Caucho, empresa familiar con más de medio siglo de historia especializada en la comercialización de este componente: «La mayoría de las pequeñas empresas crecimos con papel y boli. Creces y evolucionas de forma anárquica, como buenamente puedes, porque tienes que fabricar, tienes que vender, tienes que hablar con los bancos…», explica.
En ese sentido, defiende que hay que perder el miedo y empezar a ver la innovación como un aliado: «La sociedad y la economía van evolucionando, pero como no tienes la formación tecnológica, lo vas dejando. Y es un error, porque te abre la mente y te permite mejorar».
Respecto al apoyo de instituciones como CTIC o Gijón Impulsa, Carrillo destaca su capacidad de análisis y su comprensión a la hora de dar consejos o de ofrecer soluciones a los problemas concretos de cada pyme: «Ven tus debilidades y no abusan de ellas, sino que te ayudan a fortalecerte con acierto».
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