Arcelor advierte de que la conflictividad de las plantas asturianas puede frenar las inversiones
La dirección de la multinacional admite ante la plantilla «sondeos» a las administraciones para construir una planta de cogeneración en Gijón
AIDA COLLADO
Miércoles, 4 de mayo 2016, 04:07
ArcelorMittal ha querido dar un toque de atención a sus trabajadores en Asturias advirtiendo de que el creciente nivel de conflictividad de sus plantas podría poner en peligro las inversiones previstas para las factorías del Principado. Lo hizo ayer, en una de las reuniones ordinarias de contacto que la dirección mantiene con los sindicatos, por boca del consejero delegado de la multinacional en Asturias, Oswaldo Suárez. Y se refería, principalmente, al enfrentamiento con los operarios del tren de carril, en Gijón, que permanecen en huelga indefinida desde el pasado jueves, día 28 de abril, con paros de seis horas diarias -dos cada turno-, en contra del criterio de la mayoría del comité de empresa.
Las partes volverán a reunirse hoy en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (SASEC), con la intención de reconducir un conflicto que desde la mayoría del comité se entiende como desproporcionado.
Más allá va la dirección del gigante del acero, que considera que esta disputa, en particular, carece de justificación alguna -de hecho ya anunció la presentación de una demanda de conflicto colectivo contra los trabajadores que secundan los paros- y teme que el nivel de conflictividad en las factorías de la región vaya en aumento. Algo que, avisa, entraría en contradicción con la buena sintonía que debe reinar en las plantas que aspiren a nuevas inversiones, en peligro de seguir esta dinámica.
Éstas, detallan desde la empresa, dependen de los resultados de las plantas, no muy boyantes en lo que va de ejercicio; de la coyuntura internacional, con el sector temblando ante la perspectiva de que China finalice el año como economía de mercado, y de la imagen que el territorio asturiano proyecta hacia el grupo.
El conflicto que preocupa a la dirección comenzó cuando Arcelor abrió el periodo de consultas para eliminar un turno de trabajo en el tren de carril. Pero, al parecer, tiene sus orígenes hace años y se alimenta, según defienden los trabajadores, en los reiterados incumplimientos por parte de la empresa de los acuerdos alcanzados.
Para llegar a una solución, los sindicatos tendrán que trabajar para recuperar la confianza de los empleados, después de que en asamblea se diera marcha atrás al preacuerdo que sus representantes de UGT, CC OO y USO habían alcanzado con la compañía, tras una maratoniana jornada de negociaciones. En aquel documento, los sindicatos negociadores consideraban que el grupo siderúrgico atendía, al menos en cierta medida, todas las demandas que efectuaban los empleados. La dirección de la planta aceptaba recuperar el cargue, que hasta ahora realizaban subcontratas y que supone diez empleos; cerrar el calendario de vacaciones o la actualización del escalafón, pero esto no fue suficiente para los trabajadores que se presentaron a la asamblea, a la que acudió un tercio de la plantilla. El problema fue la falta de garantías. Porque la empresa, por ejemplo, ya se había comprometido a recuperar las labores de cargue a partir del pasado mes de octubre. Y no fue así. El comité propuso entonces una serie de paros en días determinados, pero la mayoría de los empleados reunidos votaron por un paro indefinido.
Hoy tratarán de poner fin a la huelga y, mañana, los representantes de los trabajadores deberán acudir a otro importante encuentro. Éste será en Avilés, con parte del comité de empresa de la factoría de Arcelor en Zumárraga (País Vasco), que recientemente ha cesado su actividad. En este sentido, Oswaldo Suárez no adelantó ayer ningún detalle sobre la posible recolocación de 268 trabajadores en Asturias.
Hubo tiempo, eso sí, para más preguntas. Los sindicatos se interesaron por una medida tan «indudablemente positiva» para la región, como sería la construcción de una planta de cogeneración en la factoría de Gijón, proyectada por el gigante del acero para aprovechar los gases residuales de las nuevas baterías de cok ya aprobadas en su plan de inversiones. Suárez reconoció «sondeos y contactos» con las administraciones asturianas, de cara a la futura puesta en marcha de este proyecto.