Arcelor para el tren de alambrón y la acería de Gijón por la baja demanda y las altas importaciones
El alambrón turco, la bobina china y los desbastes rusos representan la mayor competencia desleal para la siderurgia asturiana
La escasa demanda en el mercado del acero y la elevada entrada de productos importados procedentes de fuera de la Unión Europea impactan, una vez ... más, en las instalaciones de Arcelor en Asturias. Ante esta coyuntura desfavorable, agravada por los elevados costes de la energía en España en comparación con otros países del entorno, la multinacional siderúrgica ha decidido parar temporalmente el tren de alambrón y la acería de Gijón, según confirmó la compañía. El primero detendrá su actividad durante diez días, desde este viernes, mientras que las instalaciones que abastecen a este y otros talleres de acero para laminar interrumpirán la producción durante ocho jornadas, entre este domingo y el día 27.
Como consecuencia de estas paradas, se verán afectados alrededor de 460 trabajadores, unos 180 de alambrón y otros 280 de la acería. Arcelor tiene activo hasta final de año un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que puede aplicar en casos como este en los que necesita ajustar la producción. Aunque la compañía aclara que esta herramienta se utiliza «como último recurso», ya que también existe la posibilidad de acogerse a ciertos permisos y vacaciones.
Estas paradas coinciden con la celebración de las elecciones sindicales en la siderúrgica, que tendrán lugar entre el martes y el jueves de la próxima semana, lo que ha generado malestar entre algunos sindicatos, que incluso estudian impugnar los comicios por este y otros motivos. La interrupción de la actividad parece que no influye en la decisión de Arcelor de evitar la parada en el horno alto 'A' en noviembre, como se había llegado a barajar. Seguirá activo, al menos, hasta marzo.
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Por El Musel
A las plantas asturianas les está haciendo particularmente daño la entrada de bobina laminada en caliente china, alambrón procedente del gigante asiático y de Turquía y también desbastes rusos que están afectando a la contratación de chapa gruesa. Mientras que los productos finales procedentes de ese país sí se vetaron por la guerra en Ucrania, estos semiacabados pueden seguir accediendo al mercado. Se da, además, otra circunstancia: parte de la bobina laminada en caliente china que entra en España y está lastrando la producción en Asturias lo hace a través de El Musel. Es la que luego se lleva por tren a Villadangos del Páramo (León), donde Network Steel cuenta con líneas de decapado y galvanizado.
«El tiempo de esperar a que el exceso de capacidad se resuelva por sí solo a través de las fuerzas del mercado ha terminado. Necesitamos una estrategia creíble centrada en acciones concretas que los países del GFSEC puedan adoptar, incluidas acciones comerciales unilaterales», expresa Axel Eggert, director general de Eurofer.
Los nuevos datos planteados en el GFSEC revelan que el exceso de capacidad mundial de acero alcanzará los 630 millones de toneladas métricas para 2026, al sumar 157 más. Como comparativa, en España se produjeron el año pasado 11,4 millones de toneladas. Esa sobreabundancia equivale a cinco veces la producción de acero crudo de toda la UE.
«Esas acciones comerciales deben ser integrales y abordar toda la gama de productos y países, ya que el exceso de capacidad del acero es un problema global que afecta a toda la industria», insiste Eggert, que recuerda que muchos países, como EE UU, ya han impuesto aranceles importantes. Además, advierte de que esta situación no solo socava la competitividad, sino también los esfuerzos de descarbonización. Los nuevos proyectos se basan, en su mayoría, en la tecnología tradicional de horno alto y, por tanto, son más contaminantes que las inversiones que se prevén en Europa. Se sitúan principalmente en Asia, y con especial relevancia en India, un país en expansión y cuya demanda de acero sigue en alza.
Auge de India
Lo paradójico es que en esos nuevos proyectos también están empresas presentes en Europa, como la propia Arcelor, que junto con Nippon Steel está construyendo una megaplanta siderúrgica en las instalaciones que tienen en Hazira (India). La cuestión es que, mientras el consumo es débil en territorios como Europa, EE UU o la propia China, en ese país, en pleno desarrollo, sigue disparado. Se ha convertido en un mercado estratégico. «Mantenemos nuestras sólidas proyecciones de crecimiento para India, anticipando un aumento del 8% en la demanda de acero durante 2024 y 2025», explica la Asociación Mundial del Acero (Worldsteel). Por contra, a nivel global se encadenan tres años de retrocesos. Se espera que este baje un 0,9%.
De ahí que Arcelor quiera estar presente en el mercado indio, en plena expansión, y además país de origen de los máximos accionistas del grupo, la familia Mittal, por lo que también hay cierto interés personal. Por otro lado, desde su Gobierno se intenta fomentar una reducción de la dependencia de China, por lo que se considera estratégico producir acero local y, probablemente, esa nueva producción no saldrá de sus fronteras. El problema, sin embargo, es que todo el mercado siderúrgico está conectado y si India deja de consumir el acero de su vecino porque tiene propio, el gigante asiático intentará colocar esos productos en otros territorios y lo hará casi a cualquier precio, lo que complicará aún más la situación, aunque la demanda vuelva a repuntar.
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