Los tres objetivos de Duro Felguera para lograr su salvación
La compañía ha solicitado el preconcurso de acreedores para negociar una reestructuración que permita «su viabilidad futura y la conservación del mayor número de puestos de trabajo»
Duro Felguera solicitó ayer preconcurso de acreedores ante los Juzgados de los Mercantil de Gijón con el objetivo de iniciar un proceso ... de negociación para la aprobación de un plan de reestructuración que permita «su viabilidad futura y la conservación del mayor número de puestos de trabajo posible en la compañía», según informó la propia empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
En un comunicado interno dirigido a la plantilla, la empresa explica que la apertura de estas negociaciones permitirán «construir un nuevo futuro para Duro Felguera» y señala como principal objetivo «reestructurar nuestras obligaciones y garantizar la viabilidad futura». Además, incide en que este anuncio «no implica el cierre de la compañía, ni constituye el inicio de concurso de acreedores, sino que supone la apertura formal de una ventana de negociación con los distintos acreedores en un marco legal que permita a la compañía proteger sus activos y contratos para suscribir un plan de reestructuración».
La elaboración de ese plan de reestructuración, así como conseguir los apoyos necesarios para aprobarlo, es precisamente el primero de los tres objetivos marcados para los tres meses que durará el plazo de negociación. El segundo es la construcción de «un proyecto de futuro sólido» y, para ello, Duro Felguera sostiene que «cuenta con el talento necesario, sólidos proyectos y una base de clientes que confía en la compañía». El último objetivo consiste en cuidar las relaciones con los clientes, para lo que encuentra «fundamental seguir trabajando con profesionalidad en los proyectos actuales».
Duro Felguera ha dado el paso previo al concurso de acreedores formal, pese a que hace tan solo unas semanas el nuevo presidente del grupo, Eduardo Espinosa, afirmó ante toda la plantilla de trabajadores que dicha opción no estaba sobre la mesa. Así, la firma asturiana tiene ahora por delante un período –generalmente el plazo es de tres meses– para negociar con los acreedores y llegar a acuerdos de reestructuración, de refinanciación o aplazamiento de deudas, con la finalidad de evitar la quiebra. Durante este proceso, los acreedores no pueden iniciar nuevos embargos sobre los bienes de la compañía y esta seguirá con el control de su actividad –como, de hecho, recoge el comunicado enviado a la CNMV–, aunque debe acreditar que está tratando de solucionar la situación.
Duro estima que la solicitud de comunicación de negociación con los acreedores facilitará «el desarrollo de las actuaciones oportunas para la búsqueda de una solución a los litigios que le afectan, entre otros y particularmente, los relacionados con el proyecto de Djelfa en Argelia».
Duro cree que el proceso permitirá encontrar una solución a los litigios que le afectan, particularmente los relacionados con Djelfa
Aunque la complicada situación financiera del grupo es de sobra conocida, esta se agravó el pasado 25 de noviembre, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) suspendió de cotización a Duro Felguera después de que la energética argelina Sonelgaz Production d'Electricité (SPE) presentase una reclamación de 413 millones de euros por la suspensión del contrato de Djelfa, que consiste en la construcción de una central de ciclo combinado. Los problemas en torno a ese proyecto, que se firmó hace ya una década, vienen de lejos, pero lo cierto es que para la firma de ingeniería no ha sido un buen año. De hecho, en el primer semestre de 2024 registró números rojos, con 26,3 millones de pérdidas que contrastan con los 1,56 millones de beneficios que contabilizó en el mismo período de 2023.
Por otro lado, este periódico pudo confirmar que Duro Felguera pidió a la Sociedad Regional de Promoción (SRP) un aplazamiento en el pago del crédito de seis millones de euros que le concedió esta entidad, participada mayoritariamente por el Principado, en el contexto del rescate llevado a cabo por la SEPI el pasado año. Esta última, a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE), le inyectó en dos fases distintas 120 millones de euros, cuyos vencimientos, la compañía presidida por Eduardo Espinosa, también pidió demorar, así como las obligaciones contraídas con la banca acreedora. En los tres casos –Principado, SEPI y bancos– se decidió dar de margen al grupo hasta enero.
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