Duro Felguera presenta a la SEPI y la banca un proyecto para su salvación que plantea el control estatal

Además de este paso, la compañía necesitaría otro socio que financie la nueva actividad a partir de ahora, según se ha trasladado en los contactos mantenidos esta semana, aunque seguirían en el aire algunas cuestiones, como el estado en el que quedarían los riesgos vivos de los acreedores en ese nuevo plan.

A pesar de que la situación es muy compleja y Duro necesita conseguir liquidez, de ahí que busque agilizar su plan de venta de activos, entre otros, su sede en el Parque Científico Tecnológico de Gijón, la empresa podría tener capacidad para resistir algunos meses más –se habla de abril–, aunque el tiempo corre en contra y se es consciente de la necesidad de dar pasos firmes para conseguir la salvación.

Duro Felguera, que se declaró en preconcurso de acreedores en diciembre, recibió en 2021 120 millones de euros de ayuda pública de la SEPI, a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas para impulsar su recuperación tras los meses más crudos de la pandemia. La primera inyección económica, en mayo de hace casi cuatro años, llegó a través de dos préstamos por 40 millones de euros en total, uno participativo y el otro ordinario, y ya en diciembre se aprobó la modificación del plan de viabilidad y se autorizó la aportación de otros 80 millones a través de un préstamo participativo. El Principado acompañó esta ayuda mediante la Sociedad Regional de Promoción con otros seis millones de euros. El pasado mes, Duro Felguera pidió un aplazamiento de los pagos que vencían prácticamente a la vez que la empresa declaraba el preconcurso y trascendía el arbitraje solicitado por la compañía Sonelgaz por la paralización de las obras de la central de ciclo combinado de Djelfa, en Argelia, y por la que le reclama 413 millones de euros.

En un comunicado interno dirigido a la plantilla en ese momento, la empresa insistió en que la apertura de las negociaciones permitirá «construir un nuevo futuro para Duro Felguera» y señaló como principal objetivo «reestructurar nuestras obligaciones y garantizar la viabilidad futura». Además, incidió en que ese anuncio no implicaba el cierre, «ni constituye el inicio de concurso de acreedores, sino que supone la apertura formal de una ventana de negociación con los distintos acreedores en un marco legal que permita a la compañía proteger sus activos y contratos para suscribir un plan de reestructuración».

La elaboración de ese plan, así como conseguir los apoyos necesarios para aprobarlo, es precisamente el primero de los tres objetivos marcados para los tres meses que durará el plazo de negociación. El segundo es la construcción de «un proyecto de futuro sólido» y, el último, consiste en cuidar las relaciones con los clientes.