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Trabajadores de Alu Ibérica, en una protesta esta semana por la situación de las plantas. OMAR ANTUÑA
La industria asturiana, en situación límite

La industria asturiana, en situación límite

La crisis del coronavirus se ceba con empresas que ya partían de una situación de debilidad, como Alu Ibérica, Vauste, Saint-Gobain, Duro o Arcelor

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Domingo, 14 de junio 2020, 02:49

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A perro flaco, todo son pulgas. El refranero refleja bien lo que está sucediendo con buena parte de la industria asturiana, ya muy debilitada tras un 2019 marcado por la desaceleración de sus negocios, y que ahora en 2020 se está enfrentando a una crisis virulenta y completamente desconocida como es la derivada del coronavirus, que ha paralizado casi por completo la economía mundial. El COVID-19 se está cebando con los más débiles, tanto en el ámbito sanitario, como en el económico, y la pandemia está llevando al límite a la industria de la región, que acumula problemas de toda índole. La presentación el viernes del concurso voluntario de acreedores por parte de Vauste -antigua Tenneco-, como intento de salvar la compañía ante la parálisis del sector de la automoción, es un capítulo más de una larga lista que tiene como protagonistas a compañías como Alu Ibérica, Arcelor, Saint-Gobain, Duro Felguera o la langreana Vesuvius, cerrada el año pasado y para la que se aspiraba a encontrar algún inversor que pudiera retomar la actividad de una planta que, en ningún momento, dejó de ser rentable.

La crisis del coronavirus es una estocada más para un sector que lleva meses sufriendo en la región distintos avatares. De hecho, antes de la pandemia, en 2019, la ocupación en la industria en Asturias ya se había reducido en 4.200 personas, un 7,6%, a pesar de que el año pasado el empleo creció de forma generalizada. Ahora con el coronavirus, los problemas se han agravado.

La parálisis del sector de la automoción impacta de lleno en las empresas de componentes como Vauste o Saint-Gobain. También en Arcelor, con alrededor del 25% de su producción en Asturias dependiente de esta industria. Sin embargo, las tres arrastraban problemas previos. Vauste, de hecho, mantuvo en ERTE a su plantilla buena parte de 2019 y las dudas sobre su viabilidad se remontan a 2013, desde el intento de cierre de Tenneco, que derivó en la venta al fondo alemán Quantum en 2016 y que, a su vez, traspasó la empresa a otro fondo, DSA, a finales del año pasado.

Arcelor, con su producción afectada por la desaceleración de la economía, la descarbonización, el alto coste energético y, sobre todo, la llegada masiva de acero extracomunitario que distorsiona el mercado y desploma los precios, también tiró de ERTE en 2019 y preveía un 2020 complejo, incluso antes del coronavirus, aunque aspiraba a cierta recuperación. Ahora la mitad de sus instalaciones están paradas, entre ellas un horno alto, e incluso se teme por la continuidad de la actividad del segundo. La misma proporción de trabajadores, más de 2.500, están regulados en las factorías de Gijón y Avilés.

En el caso de Saint-Gobain, en 2019, también sufrió diversos avatares, como un grave incendio que le hizo detener parte de su actividad. Igualmente, la plantilla lleva años de incertidumbre sobre su futuro. Como ejemplo, en poco más de una década Sekurit ha reducido a la mitad su producción.

Otra crisis que ha explotado durante la pandemia y tiene una larga historia es la de Alu Ibérica -las antiguas plantas de Alcoa de Avilés y La Coruña-, revendida ahora al grupo Riesgo, al que el Principado atribuye, incluso, una «actividad liquidadora». Alcoa las traspasó al fondo suizo Parter Capital en julio en un proceso tutelado por el Gobierno central y este, un mes después, ya negociaba la reventa. Ante esta operación fallida para salvar la actividad, los trabajadores exigen la intervención estatal, mientras que el presidente regional, Adrián Barbón, insistió ayer en que su Ejecutivo no rechaza «ninguna de las alternativas», en el marco de la legislación comunitaria, para dar continuidad a la empresa y proteger a los trabajadores. También volvió a considerar «un error» la mesa técnica que se celebró el jueves, y a la que no asistió ni Alcoa, ni Parter, ni personal de primer nivel del Ministerio de Industria.

El futuro de Duro Felguera también está en el aire. La mala gestión del anterior equipo directivo ha llevado a la compañía a una situación muy compleja. De hecho, el nuevo consejo ha interpuesto una querella contra el expresidente Ángel Antonio del Valle por administración desleal y apropiación indebida. Antes de la pandemia, la compañía seguía negociando con la banca la llegada de avales y buscaba un inversor serio, sobre todo, viendo los antecedentes en Asturias, pero la pandemia ha ralentizado todas las decisiones y también las de contratación y cobro. El grueso de la plantilla también está en ERTE. El objetivo es ganar tiempo y remontar esta situación.

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