«Hay un universo de vinos aún por descubrir»

El consumo de vino en Asturias «sigue siendo clásico, pero admite bien todo», define el panorama Roberto González, que compara el presente de la región con la adelantada Galicia, territorio que conoce bien. «Tienen un Instituto Gallego del Vino, cinco denominaciones y mucha cultura relacionada; de hecho los mejores sumilleres que hay ahora son gallegos», asegura. Aquí, en cambio, «aún hay mucho camino por recorrer», asegura el responsable de Más que tinto, que como procede de familia hostelera y lleva casi 40 años detrás de la barra sabe cómo han evolucionado los gustos y las opciones.

Hay costumbres en torno al mundo que ellos conocen tan bien que siguen latentes, como la de valorar si un vino es mejor o peor en función de la crianza en madera que tenga. «Es algo que en España siempre se ha estilado cuando no es una regla matemática», apunta Christian Suárez, de SB Gourmet. «Eso al final acaba siendo consecuencia de la normativa de las denominaciones de origen, que tienen que concretar ciertos parámetros y marcan así las pautas», añade David Álvarez, de Mirando al Cantábrico.

Lo cierto es que «hay un boom global» en todas las zonas vinícolas del mundo y consumidores dispuestos a conocer las novedades. Lo dice Nacho Álvarez incidiendo en que las zonas clásicas, con Rioja y Ribera a la cabeza, no se quedan al margen. El responsable de Vinos chulos recuerda cuando de chaval, empezó a beber vino, «que cuanta más madera tenía, mejor». Los distribuidores coinciden en señalar que los gustos han cambiado, tanto que lo que define al sector es casi lo contrario: tragos más frescos y con menos graduación alcohólica. «Somos cada vez más 'healthy', basta ver que cada vez suenan más los vinos sin alcohol», incide.

Advierten de que a lo nuevo que se está haciendo en zonas clásicas se suman territorios emergentes y recomiendan no perder de vista ni a unos ni a otros porque definirán el futuro del mercado. «Hay mundo más allá de los vinos que llegan al lineal del supermercado», asegura Roberto González, que anima al consumidor final a probar marcas de zonas que conozcan que se salgan del sota, caballo y rey de toda la vida; entendido esto como las referencias más populares.

Propone irse a pequeños productores y, entre todos los territorios, apuesta por lo que se está haciendo en Ribeiro. «Hay proyectos emergentes muy 'top' que en Asturias no se conocen a pesar de ser una región gran consumidora de albariño», indica. Destaca también proyectos que hacen cosas muy buenas con muy poca intervención, trabajando cultivos ecológicos y biodinámicos y sin usar sulfuroso.

En Mirando al Cantábrico apuestan por una zona «con futuro y que me hace especial ilusión: la nuestra, la de Cangas del Narcea». Apunta David Álvarez que en el suroccidente asturiano cada vez salen cosas mejores gracias a gente que lo está profesionalizando. «Le están poniendo sentimiento y no haciéndolo porque es lo que toca, y ahí está una diferencia importante de los vinos de hoy en día», señala, e incide en que las mejoras técnicas se están desarrollando tanto en la bodega como en la agricultura de la zona. «Trabajamos con una bodega y fuera de Asturias cada vez se tiene en mejor consideración lo que se hace aquí».

Los vinos atlánticos dominan la apuesta de estos distribuidores. Desde Vinos Chulos se suma a no perder de vista lo que están haciendo los gallego y atender con especial atención a El Bierzo. Y en SB Gourmet, donde lo que se hace en Europa es la clave, señalan que fuera de España desde hace varios años gustan los «vinos naturales».

La propia distribución de vino ha cambiado en Asturias, con muchos proyectos que empezaron la pasada década. Son proyectos resultado de la inquietud de sus responsables y de la evolución de proyectos familiares. Gracias a ellos se puede beber España y buena parte de Europa.