José Moro, presidente de Bodegas Cepa 21
«Es bueno para la cultura del vino que se elabore cada vez en más sitios»Dejó el negocio familiar para apostar por su proyecto personal, que está consiguiendo posicionar con gran éxito, y ahora se lanza a elaborar blancos
JOSÉ M. REQUENA
Sábado, 11 de octubre 2025, 02:00
La vida de José Moro se escribe en vino. Hijo y nieto de bodegueros, consiguió posicionar Emilio Moro como una de las bodegas más reconocidas del mundo. Tras ello, y motivado por fricciones surgidas en el seno de la compañía, decidió centrarse en su proyecto personal: Cepa 21, una bodega con la que está replicando el éxito ya logrado antes y que se hizo desgraciadamente conocida para el común de la sociedad en febrero del pasado año, cuando una exempleada saboteó la bodega, derramando 60.000 litros de vino, valorados en más de dos millones de euros.
–¿En qué punto está su proyecto?
–En el mejor momento posible. Ha tenido una trayectoria muy espectacular desde todos los puntos de vista, empezando por los viñedos, que han ido creciendo a lo largo de los años, bajando las raíces para coger el auténtico alma del suelo que luego expresamos en los vinos con esos matices y esa mineralidad. Y sobre todo, nuestros vinos, con un estilo que ha evolucionado mucho desde su salida en el año 2002 y que ahora están en un punto y aparte: finos, sutiles, con mucha complejidad y elegancia, distintos a la concepción habitual de un vino de Ribera del Duero. Estamos en un momento espectacular.
–No tuvo que ser fácil dar el paso de priorizar el proyecto personal por encima de la empresa familiar.
–En su nacimiento, todo estaba en el contexto y proyecto de Bodegas Emilio Moro. Fue a posteriori cuando por diferencias estratégicas decidí dar prioridad a Cepa 21, que tiene un futuro enorme. El propio avance en la viticultura y la forma de hacer vinos nos ha hecho tener ese reconocimiento, pero todos los inicios son inciertos.
–Planean la salida al mercado de nuevos vinos el próximo año.
–Sí, estamos en ese proceso de cambio, de olvidarnos de la potencia, la estructura, y buscar más finura, elegancia y complejidad. Ese cambio requiere unos años, para ir acostumbrando al consumidor. Hoy en día ese es el perfil que más gusta, de la mano de esos cambios culturales y de hábitos. Por todo ello, también vamos a apostar por los blancos por primera vez, con dos referencias, ambas de uva albillo: La Rendija, más top, y Mañanero, más equilibrado. Estoy muy ilusionado porque era una variedad que, cuando era niño, solo servía para guardar las uvas en el desván y comerlas el día de Nochevieja, y con los años, por el conocimiento y la innovación, hemos sido capaces de hacer un vino capaz de competir con los mejores vinos del mundo.
–¿Asturias es un mercado interesante?
–Todos lo son, pero Asturias es interesante porque nuestros vinos funcionan muy bien con su tipo de gastronomía. Además, es muy positivo que se esté haciendo vino en casi todas las comunidades, también en aquellas que hace diez o doce años no nos hubieran parecido aptas para ello, como Asturias. No debemos verlo con celos, sino como algo bueno, porque hace crecer la cultura del vino y su conocimiento.
–Visto con perspectiva, ¿se puede sacar una lectura positiva del incidente que tuvieron en la bodega?
–Es un hecho lamentable, que nadie desea, y que nos lo hizo pasar mal. Puedes robar algo, venderlo, sacar un beneficio, pero tirarlo a la alcantarilla… Fue un sacrilegio. Fue un momento difícil, pero esa comunicación causó un efecto social grande, la gente se solidarizó y puso mucho más cariño para con la marca.
–Dicen de usted 'el bodeguero que se comió el mundo'. ¿A qué más le queda por hincar el diente?
–Haber contribuido y haber puesto esa gotita de vino para vender tu tierra, algo que tienes enraizado desde muy niño, una zona tan pobre de Castilla y León en la que había muy pocas viñas, donde mi padre vendía vino solo a cántaros, y haber logrado que haya sido una zona reconocida a nivel mundial, con una riqueza económica y expansión social, es algo muy bonito y muy grande. Mi misión en la vida es que eso quede consolidado.