Nauplia promete una gestión «profesional y sin locuras» del puerto deportivo

Nauplia, la sociedad que sustituye a Aister como grupo mayoritario en la UTE que gestiona el Puerto Deportivo de Gijón, que es como se denomina al ubicado en las dársenas del Muelle, presentará próximamente su proyecto de mejora para las citadas instalaciones, pero responsables de la citada entidad adelantaron ayer a EL COMERCIO que la clave estará en una gestión «profesional y sin locuras» que prevé «escuchar mucho y no hacer barbaridades».

La profesionalidad viene avalada en lo económico-financiero por José Manuel Arrojo, hombre de acreditada experiencia como inversor, y en lo deportivo por Francisco Rivas, «uno de los principales referentes de la náutica deportiva española».

La idea que orienta a Nauplia a hacerse cargo del puerto deportivo y a planear una red de instalaciones similares en distintos puntos del litoral español es el convencimiento de que, dentro del mundo de la náutica deportiva, la rentabilidad llegará de la mano de una buena gestión de los servicios de atraque y no de la venta de nuevas embarcaciones, campo que la crisis ha demostrado poco propicio.

Sobre el deseo de evitar «locuras», afecta a las que los usuarios pueden desear (inversiones), pero también a las que pueden temer (subida de precios o menosprecio a las embarcaciones de menor tamaño, que son la mayoría en Gijón).

Nauplia quiere «mejorar» el Puerto Deportivo de Gijón en su aspecto y en lo que no está a la vista, mediante una labor de captación que permita recuperar la ocupación fija y «traer a 500 barcos en tránsito más, que será bueno para Gijón y para todos».

Las fuentes consultadas indicaron que los nuevos gestores del puerto deportivo cuentan con el actual equipo de trabajadores y sugieren que el mayor cambio proyectado es el de gestión «profesional». Con respeto a lo hecho por Aister, las citadas fuentes señalaron que es imaginable que una empresa especializada en aislamientos térmicos puede desconocer muchas claves de las marinas y, fuera de Gijón, no dudaron en destacar que muchos puertos deportivos fueron adjudicados por «amiguismo y clientelismo» y están en manos de clubes náuticos «endeudados y que funcionan mal» o de «toda clase de piratas que a veces acaban en la cárcel».

Los representantes de Nauplia, en todo caso, evitan relacionar gestión profesional con altos precios y confían en que su negocio se base en la «potencia turística mundial» que es España». Evitan pensar en «megayates» porque saben que «aquí la mayoría de los barcos tienen entre seis y ocho metros y sus propietarios no pueden pagar más», así que una línea maestra de gestión será «escuchar mucho y no hacer barbaridades», bien entendido que el diálogo prioritario será «con los propietarios y los usuarios», antes que con los clubes.

La relación con el Club Marítimo Astur, socio minoritario en la UTE, parte viciada por su oposición a la venta de las acciones de Aister a Nauplia. «Si querían ellos hacer lo que vamos a hacer nosotros -indicaron las fuentes informantes- ¿por qué no lo hicieron antes? ya que Aister tenía dificultades desde hace tiempo y, por otra parte, ¿por qué no llegaron a presentar una oferta mejor a la Autoridad Portuaria?

El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria aprobó la subrogación de Nauplia en las mismas condiciones que tenía Aister, empresa que ya había conseguido, por la crisis, una rebaja de las obligaciones recogidas en las bases que en su día rigieron la adjudicación del concurso convocado al efecto.