700 corazones para aliviar el cáncer de mama en Gijón: «Es una acción casi obligatoria»

«Es casi una obligación», reconocía Paula Moro, con su ahijada Sol, de dos años, sentada sobre sus piernas, mientras cosía un corazón tras otro. Afortunadamente a ella no le ha tocado vivir de cerca la enfermedad, pero «llevo participando desde el principio». Unos metros más allá, en una mesa larga y repleta de mujeres rellenando los cojines, estaba Aleida Gutiérrez, una de las muchas mujeres que han vivido la enfermedad en su propia piel y para las que este tipo de acciones tienen un significado especial.

Ante la pregunta de qué supone este evento para ella, solo puede decir «todo» y acto seguido las emociones empiezan a brotar, sin poder contener las lágrimas y con la voz entrecortada. «Cuando estuve mala no pude participar, pero salvo ese tiempo llevo colaborando desde el principio».

Alguna vez, incluso, llegó a ayudar a repartir los cojines en los hospitales, pero lo que más disfruta es «estar con compañeros que, pasasen por lo mismo o no, están muy implicadas. ¡Es una fiesta!», destacó. En la jornada de ayer, los hombres se encargaron de pesar el relleno, porque los cojines tienen que ser de 150 gramos, y los niños de repartirlo. Al acto asistieron también la alcaldesa, Carmen Moriyón, y el edil de Atención a la Ciudadanía y Distritos, Abel Junquera (PP).