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«Culpable de haber matado a Francisco Javier Rodríguez Tobajas sin darle la posibilidad de defenderse». El jurado popular declaró a Felipe A. R. culpable del delito de asesinato. La deliberación del tribunal se prolongó durante siete horas y durante la misma los miembros del tribunal consideraron que se daban las circunstancias para contemplar el atenuante de confesión, ya que «el acusado contó de forma espontánea lo que había hecho a los policías locales que le detuvieron». Sin embargo, rechazaron las atenuantes de obcecación y de reparación del daño.
El procesado, con los ojos empañados y una actitud mucho más compungida a la que mantuvo durante los días anteriores del juicio, volvió a hacer uso del turno a la última palabra para «pedir perdón». Se dirigió a los miembros del jurado popular y les dijo: «No lo comparto, pero puede que ustedes vean con más claridad lo que ha pasado».
A la vista del veredicto, la fiscalía mantuvo la petición de 18 años de prisión por el delito de asesinato y la acusación particular los 20 años de cárcel. Por su parte, la abogada de la defensa, pidió que la pena sea «inferior a los 18 años, teniendo en cuenta el atenuante de confesión».
Felipe A. R. salió de la sala de vistas de la Sección Octava de la Audiencia Provincial escoltado por la Policía Nacional de vuelta al centro penitenciario de Asturias, donde esperará a que se dicte la sentencia y donde previsiblemente cumplirá la condena impuesta. Desde septiembre de 2023 se encuentra en prisión preventiva.
Durante la lectura del veredicto del jurado popular, estuvieron presentes en la sala de vistas la exmujer y las dos hijas del acusado, quienes desde el inicio del procedimiento judicial le apoyaron. Su exesposa y la hija mayor declararon como testigos en el juicio y explicaron que Felipe «no parecía la misma persona los meses antes de cometer el crimen». «No era él, a mi hermana y a mí prácticamente ni nos veía, dejó hasta de cogernos el teléfono, hasta el día de su cumpleaños que cuando conseguimos hablar con él nos dijo que se encontraba muy mal», declaró la hija, quien señaló que su padre era «una persona muy muy trabajadora». Su último empleo fue en una carnicería de la calle Uría. Sin embargo, la familia estaba asfixiada por las deudas y cuando a Felipe lo detuvieron, según sus hija, tenía solo 17 euros en el banco. Cuando la exmujer firmó el préstamo con la víctima el matrimonio ya tenía otros cuatro créditos de consumo. Cuando pudieron hacer frente al dinero prestado por Francisco Javier Rodríguez Tobajas acabaron pidiendo otros dos préstamos a entidades bancarias, una de las cuales acabó ejecutando el embargo de la vivienda con la que habían avalado la operación.
Pero la fijación de Felipe A. R. con el hombre que acabaría matando iba más allá. «¿Por qué tenía esa obsesión con ese prestamista y no con los otros muchos que tuvieron?», le preguntó el abogado de la acusación particular. Porque, según el acusado, «había tenido relaciones con mi mujer y además había abusado de ella». Sin embargo, su exesposa lo negó tajantemente. «Lo vi cuatro veces en mi vida y nunca hubo ningún contacto», dijo. El crimen tuvo lugar en septiembre de 2023. Cuando el ahora condenado esperó al hombre de 55 años agazapado tras una furgoneta delante de la inmobiliaria, en la calle Camposagrado, y cuando lo vio le asestó dos cuchilladas que le provocaron la muerte en el momento.
Concluye así el juicio por el crimen de la inmobiliaria que se ha celebrado durante los últimos cuatro días en la Sección Octava de la Audiencia Provincial. El hecho de que el procesado reconociese los cargos que pesaban sobre él motivó que las partes renunciasen a muchos de los testigos que tenían inicialmente previstos, lo que agilizó la vista oral y permitió acortarla en un día.
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