Secciones
Servicios
Destacamos
Miércoles, 18 de agosto 2021, 13:32
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante..
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
La plaza de toros de Gijón, inaugurada en 1888, ha funcionado de forma prácticamente ininterrumpida durante siete décadas. Por diferentes circunstancias, incluido el paréntesis de la Guerra Civil, no hubo corridas en 1915, 1936, 1937, 1938, 1939 y 1940. Grandes matadores como José Tomás, Manolete o Morante de la Puebla han toreado entre sus muros ofreciendo al gran público un espectáculo tan dramático como estimulante.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El humilde y olvidado Barrio España: «Somos como un pueblecito dentro de Valladolid»
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.