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Felipe Arriba Ramos, durante el juicio. J. C. Román

El asesino de la inmobiliaria de Gijón pide reducir la condena de cárcel

El TSJA acogerá el lunes la vista del recurso de apelación de la condena de 17 años de prisión a Felipe Arriba por el crimen de Rodríguez Tobajas en 2023

Olaya Suárez

Gijón

Viernes, 13 de junio 2025, 17:29

La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) acogerá el lunes la vista del recurso de apelación de la condena del conocido como crimen de la inmobiliaria. Felipe Arriba Ramos ha recurrido los diecisiete años de prisión que la Audiencia Provincial le impuso por el asesinato de Francisco Javier Rodríguez Tobajas, a quien apuñaló mortalmente en septiembre de 2023 a las puertas de su negocio en la calle Campo Sagrado.

El procesado mantiene que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio y solicita una reducción de la pena de prisión al considerar que existen tres atenuantes: obcecación, reparación del daño y confesión de los hechos.

Fue juzgado en abril por un tribunal popular en la Sección Octava de la Audiencia Provincial. El jurado lo encontró culpable de un delito de asesinato y no apreció ninguna circunstancia atenuante. Además de los 17 años de prisión, la condena recoge una medida adicional de cinco años de libertad vigilada, así como el pago de una indemnización de 253.750 euros: 60.000 euros para cada uno de los padres, 93.750 para una de las hijas, 30.000 para otra y 10.000 euros para su pareja. Esperó a la víctima fumando agazapado detrás de una furgoneta. Francisco Javier llegó en coche con otras personas (entre ellas, su hija), se bajaron, entraron en la inmobiliaria y a los pocos minutos él volvió a salir. Fue justo cuando se estaba metiendo de nuevo en el coche cuando Felipe Arriba le asestó dos cuchilladas, una directa al corazón. «No tuvo capacidad de defensa», consideró el tribunal. Se quedó allí viendo la escena y a los pocos minutos abandonó tranquilamente el lugar. Fue localizado a medio kilómetro por la Policía. Cuando supo que había muerto, sonrió y dijo: «Ahí está bien».

Según él mismo relató, se había obsesionado a raíz de que le concediese un préstamo a su mujer sin que él se enterase y por las deudas acumuladas acabasen perdiendo su piso familiar.

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