Aumentan los ataques de gaviotas en Gijón: «Han perdido el miedo y prefieren la comida de los humanos»
Gijón tiene localizadas 700 parejas de aves, las cuales ya no sacian su apetito en la rula y «recurren a las terrazas como comederos para lanzarse a por alimentos»
Las gaviotas son observadoras y adquieren nuevos hábitos alimentarios debido a que «se fijan en lo que hacen las personas Es más, podríamos decir que ... se han humanizado, especialmente desde que en la rula ya no encuentran alimento y que hay mucha gente que se lo proporciona», explica a El COMERCIO Alejandro Navazas, director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón. Este biólogo afirma que la población de gaviotas es la misma que hace 20 años. «Convivimos con 700 parejas en la ciudad. Además, tenemos monitorizados la mayoría de los lugares de anidación porque las gaviotas son aves de costumbres» Este avance ha permitido reducir el número de polluelos sacrificados, de 600 a 175 en la actualidad, siendo el objetivo no sacrificar ninguno en el año 2027, dando lugar a un cambio de estrategia por parte del Ayuntamiento.
Control poblacional, alejarlas hacia entornos naturales, evitar el acceso a alimentos, así como las campañas de educación y participación ciudadana son las acciones municipales. «No hay más gaviotas. De hecho, están sufriendo la enfermedad del botulismo y esto podría amenazar su población. Pero gran culpa de su comportamiento es nuestra. No hay que darles de comer, porque estamos fomentando que prefieran nuestros alimentos; y si se acercan, hay que ahuyentarlas para que tengan claro que están entrando en un entorno hostil. Ellas han perdido el miedo a los humanos, pero nosotros no debemos temerlas», asevera Navazas quien detalla que aunque hay más nidos en barrios como El Llano o Pumarín, los ataques se centran más en las zonas más cercanas al mar o al Puerto Deportivo»
La hostelería es una de las grandes agraviadas de esta situación. «Se lanzan a la mesa cuando ven comida ocasionando grandes sustos, y pérdidas económicas importantes por roturas de vajilla y por reponer al cliente lo que le llevó o tiró la gaviota. Llevamos tiempo solicitando el uso de drones para que localicen más nidos», afirma a este periódico Ángel Lorenzo, presidente de Otea Gijón. Los hosteleros a Javier González y Emilio Rubiera, de las sidrerías El Llavianu y Montera Picona, respectivamente no se encuentran en la zona de más ataques pero tienen clara la solución. «Retirar la comida nada más que se levantan de la mesa los clientes y avisar a los camareros que las espanten».
Más problemas sufren Coste Cosmin, del Ocean y Eduardo González, del Café Gales. El primero, al lado del Puerto Deportivo afirma que «son cuantiosas las pérdidas porque rompen cubertería y picotean el mobiliario. Hacemos lo que podemos pero pedimos más control». En la terraza del Doce Mas Uno, ubicado en la línea entre El Llano y el Centro, «tenemos un dispositivo para que los clientes avisen antes de irse y así recoger todo lo antes posible», explica Liliana Sánchez.
«Provocan muchos sustos»
Para González, cuyo negocio está ubicado cerca de la playa de San Lorenzo, «lo que me preocupa es que más de una señora se ha llevado un buen susto y luego tiene miedo a volver». «Tienes que tapar el churro con el plato porque lo ven y se lanzan en picado a por él. Yo tomo el café en la plaza Seis de Agosto y ahí son como aves rapaces», relata María José Rodríguez a este periódico. «Es que no es solo en terrazas, el otro día le quitaron medio bocadillo a mi hijo mientras lo sacaba de la mochila en la playa», asegura Paz Blas, una situación que se repite muy a menudo en San Lorenzo- Para evitar estos ataques, el Ayuntamiento recurrirá a lo largo del mes de septiembre al trampeo y al uso de halcones y aves de presa para ahuyentar a las gaviotas de la ciudad.
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