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Fue un éxito rotundo. La nueva tradición que impulsa el Gremio de Editores de Asturias para celebrar el Día del Libro entró por la puerta grande en Gijón y las 'roscas de San Xurde' se agotaron en apenas una hora. Había dos opciones: una salada, que imitaba «un bollo preñao sin chorizo, pero con sabor a chorizo», y otra dulce, elaborada con masa de pan brioche, cobertura de masa de nuez o «relleno de casadiella», nueces troceadas, miel asturiana y una capa de azúcar glas. Ninguna de ellas llegó a las diez y media de la mañana.
Desde que la confitería Balbona –la única que vendía hoy este postre en Gijón– abrió sus puertas a las nueve, tanto en el establecimiento de la calle Cabrales como en el de la calle Asturias, estuvieron «todo el tiempo despachando la rosca» y respondiendo a la preguntas de los clientes interesados en comprarla. «Fue increíble, a las diez ya no había», asegura Isabel Uría, dependienta en la tienda de la calle Cabrales. En total tenían 80 unidades, 40 en un local y 40 en el otro, pero «reservando las de los encargos, en Cabrales cuando abrimos solo nos quedaban cuatro para vender».
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Algo más de suerte corrieron los clientes de la tienda de la calle Asturias, donde las roscas aguantaron media hora más. Durante el resto de la jornada no dejaron de aparecer clientes preguntando por la 'rosca de San Xurde', que tenía un precio de 3 euros, algunos de ellos decepcionados por no haber llegado a tiempo. «Están esperando a la cola y nos preguntan por la rosca. La verdad que, para ser el primer año, ha sido todo un éxito», apunta Uría, que pese a estar detrás del mostrador tampoco llegó a tiempo y tendrá que esperar al año que viene par probarlas.
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