Crimen de Gijón | El exnovio de Lorena confiesa el crimen: «La esperé con un cuchillo en la mochila»
José Manuel Sánchez Merino asestó veinte puñaladas a su víctima y la golpeó con saña en la cara
PABLO SUÁREZ
GIJÓN.
Viernes, 7 de febrero 2020, 01:04
José Manuel Sánchez Merino estuvo desde el domingo esperando a ser detenido en su domicilio del centro de la ciudad. Así se lo explicó a los agentes de la Policía durante la declaración en Comisaría en la que confesó haber asesinado a Lorena Dacuña, su exnovia y a quien había amenazado e insultado en los días anteriores al crimen. «La esperé con un cuchillo guardado en la mochila», reconoció el camarero, quien asestó hasta veinte puñaladas a la víctima. «Esa noche había bebido y tomado drogas», relató en referencia a la madrugada del domingo, cuando esperó pacientemente a que Lorena regresase a su casa de la calle Callao para acuchillarla en el interior del domicilio.
Los resultados de la autopsia practicada al cadáver de la mujer señalaron uno de los cortes, concretamente el que recibió en el corazón, sobre la zona del ápex cardiaco, como causa de la muerte. Estas heridas de arma blanca, algunas de las cuales provocaron importantes hemorragias en la zona abdominal, no fueron el único castigo que recibió la víctima, a la que José Manuel Sánchez Merino también había golpeado repetidas veces en la cara, como indican los hematomas que presentaba en esta zona. Los exámenes realizados al cadáver también descartan la agresión sexual, un extremo que había sido prácticamente desechado por los investigadores una vez el cadáver apareció totalmente vestido e incluso con el calzado todavía puesto, detalles que dan cuenta de lo repentino del ataque perpetrado por el asesino.
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Según indicaron fuentes cercanas a la investigación, el camarero tapó la cara de Lorena con un jersey y dejó su cadáver tendido sobre la cama del dormitorio. Tras abandonar la vivienda, José Manuel Sánchez volvió de regreso al piso de la calle San Luis, donde llevaba alquilado desde hacía algo más de un mes. Allí, en el inmueble, un segundo que compartía con otras cuatro personas, esperó a que, una vez aparecido el cadáver, los agentes fuesen a detenerlo.
En este sentido, preguntado por los motivos que le habían hecho deshacerse de su móvil, principal detalle sobre el que se asentaba la hipótesis de una posible huida, el asesino confeso de Lorena Dacuña respondió que el dispositivo se le había roto tras el crimen, por lo que había optado por tirarlo.
Asumió la detención
José Manuel Sánchez no se movió de su domicilio salvo para tomar una cerveza, momentos antes de que la Policía acudiese a su casa a buscarle. Tras asesinar a Lorena, tampoco volvió a su puesto de trabajo en una sidrería de La Calzada. Asumió que tarde o temprano sería detenido, así que ni siquiera intentó una posible huida. Los agentes se lo encontraron en la habitación tras esperar que volviese del bar. No opuso resistencia, tampoco dificultó la labor de los agentes. 48 horas después de acuchillar a su expareja, José Manuel Sánchez, quien ya había pasado dos años entre rejas, a lo que se sumaron cuarenta días de trabajos comunitarios, asumió que su tiempo en libertad había terminado.
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