Jaime Priede, director de la Feria del Libro de Gijón: «Los autores agradecen que se generen coloquios, aquí no es sentarse y firmar»
«Este año hemos apostado por los jóvenes dándoles un espacio exclusivo en la Escuelade Comercio, esto hace que sientan la feria suya»
Ya lucen las primeras casetas de la Feria del Libro de Gijón (FeLiX) que comenzará el próximo jueves, 18 de junio. Este año, habrá ... casi 90 expositores, 102 actividades y un espacio propio para jóvenes en la Escuela de Comercio. Jaime Priede (Sama, 1965), director literario de la cita, cuenta a EL COMERCIO todo el trabajo que hay detrás de esta cita ya ineludible para los gijoneses.
–La de Gijón se sitúa como la tercera feria del libro de España, solo detrás de Madrid y Barcelona. ¿Cuál es la clave del éxito?
–Hay que tener en cuenta que es un éxito cuantitativo que mide la extensión de número de expositores. En ese sentido, el margen de crecimiento que ha tenido la feria es muy grande. Estamos en torno a los 90. El margen de crecimiento espacial es complicado porque hay una limitación urbanística. La idea es que el crecimiento sea a través de la propuesta cultural y mantener el número de expositores.
–¿Qué la distingue en cuanto a la propuesta cultural?
–Se diseña como una especie de periodismo de fondo, es decir, que el foco vaya a la actualidad. En ese sentido, en este caso, a través del análisis que puede ofrecer un ensayo muy pegado a la calle y el análisis que ofrece la ficción y el arte. Por eso lo diseñamos a través de hilos temáticos.
–Háblenos de esos hilos.
–Con estos hilos hacemos un análisis distendido de la realidad. En este caso, los hilos son variables. Este año hemos decidido lo que demanda la actualidad. Por un lado, la geopolítica global de este momento que se ha convertido casi en un problema cotidiano que nos atañe a todos. Contamos con tres figuras muy interesantes: Marc Marginadas, Sami Naïr y Leira Nachawati.
–Y los otros dos...
–Luego está 'Las grietas de lo cotidiano' en los que queremos tratar aquellos problemas que a lo largo del año han salido en los medios de comunicación, no como titulares pero sí con una presencia permanente como la soledad no deseada, la precariedad laboral o esa España despoblada. Finalmente, está 'Mi vida en el arte' donde pretendemos aglutinar una temática que se ha repetido a lo largo del año que es la ficcionalización de vidas reales de personas vinculadas al arte.
–¿Ha habido una apuesta en la propuesta cultural?
–Sí. Este año son 102. Han aumentado las actividades considerablemente, antes eran en torno a las 80. Principalmente, en la zona joven. Va a haber un espacio único que va a ser la Escuela de Comercio, exclusivamente para ellos, con 22 actividades
–¿Era necesario?
–Nos pareció interesante que tuvieran su propia sala. La idea es ver qué le interesa a los jóvenes y dárselo. Es una fórmula que funciona porque sienten que es un espacio suyo donde hay autores que ellos están leyendo y les interesa.
–Felixina, el espacio infantil, también ha crecido.
–Sí, habrá once actos que se desarrollarán en la carpa Arbolá.
–¿Había demanda?
–Sí. Es una de las razones de potenciarla, que nos pedían actividades dirigidas al público más pequeño. Vamos poco a poco porque la feria, a nivel de programación, ocupa solo tres tardes y dos días.
–Antes hablaba de limitaciones en el espacio. ¿El paseo de Begoña y Tomás y Valiente se complementan bien?
–Los dos espacios se originaron con la pandemia, era necesario el desdoble. Ha sido buena idea mantenerlo porque la feria ocupa más ciudad y no es tan rígida y lineal. La gente estaba acostumbrada al paseo de Begoña y toda novedad cuesta un tiempo que sea aceptada. En estos años hemos potenciado este segundo espacio con un mayor número de casetas, también hemos facilitado que la entrada a los actos del Antiguo Instituto sean por la puerta lateral que da a Tomás y Valiente y hemos fomentado que la zona joven se articule únicamente en la Escuela de Comercio para que genere más movimiento.
–El año pasado aumentó un día. ¿Seguirá creciendo?
–Hay que valorarlo. Los que más tienen que decir son los libreros y editores porque son ellos los que están en la calle. Personalmente, como programador, sería interesante porque la programación respiraría mejor y abarcaría más cosas que ahora quedan fuera.
–¿Qué tiene Gijón para que editoriales y librerías foráneas quieran venir?
–Según ellos, se encuentran muy bien acogidos en Gijón. En el ámbito que nos movemos no es tan habitual porque las editoriales que vienen de fuera se pueden ver como competencias por librerías y editoriales internas. En este caso no ocurre. La convivencia es fantástica. Siempre planteamos que el crecimiento de la feria debía ir por ahí. Tiene que venir gente de fuera y eso, a la larga, nos va a beneficiar a todos.
–¿Por qué?
–Porque va a hacer que tenga más proyección fuera y que venga más gente. En asistencia de público, por ejemplo, se nota el crecimiento en estos años, sobre todo del 2023 al 2024.
–¿Y a los autores? ¿Les gusta la feria?
–En general, les gusta la feria, la ciudad y la gastronomía (ríe). Nuestro formato, que trata de generar una conversación con alguien vinculado al mundo de la cultura y literatura, es algo que valoran mucho. No es solo sentarles y que firmen libros. Va más allá.
–¿Hay alguno en concreto que le haga especial ilusión?
–Sí. Agradezco mucho a Sara Mesa que vaya a estar porque encaja perfectamente en ese hilo de 'Las grietas de lo cotidiano'. Y también a Enrique Vila-Matas porque es un referente de un tipo de literatura que es muy singular y disidente de lo convencional.
–¿Qué aportan los coloquios previos en el Antiguo Instituto?
–Generan un ambiente. Como la feria es pequeña en días, esos actos previos durante el sábado, lunes y martes, dan un ambiente cultural. Ahí hacemos de todo. Traemos una figura que a nivel cultural llame la atención como es Andrés Rábago 'El Roto' y procuramos que tenga esa función de servicio a la ciudad con proyectos interesantes.
–¿Qué le falta a la FeLiX?
–Quizás tener algo más de repercusión. Nos falta ese pequeño punto y que se nos conozca más fuera de Asturias. Es un trabajo que nosotros tenemos que intentar diseñar y, a través de nuestro servicio de comunicación, potenciarlo. Pero dentro del ámbito de la literatura la feria empieza a ser conocida. Trabajar con editoriales como Random House o las del sello Planeta, por ejemplo, hace que sepan cómo funcionamos y nos valoran por ello.
–¿Qué espera de esos cinco días?
–Que no llueva. La lluvia nos condiciona porque no deja de ser un festival al aire libre. Y, por otra parte, que la gente, independientemente de su edad y forma de pensar, encuentre su sitio entre todo lo que hemos preparado.
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