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La fiscalía se opone a la salida de prisión de los dos hermanos de 'Luisín', el hombre cuyo cadáver apareció hace diez años en Somiedo y por quien, supuestamente, sus familiares estuvieron cobrando una pensión mensual de 3.000 euros durante todo ese tiempo. El ministerio público considera que el auto de encarcelamiento está suficientemente motivado y también que las razones que expone justifican sobradamente la adopción de la medida cautelar de prisión provisional. Apreciaba la jueza de Instrucción número 4 de Gijón un riesgo de fuga, ya que Enrique y Enriqueta J. C. fueron detenidos en el País Vasco cuando trataban de huir a Francia. Están investigados por un delito de homicidio por omisión de socorro (todo apunta a que dejaron morir a su hermano paralítico cerebral cuando enfermó de una neumonía) y por fraude a la Seguridad Social.
«Dada la gravedad de los hechos, lo elevado de las condenas que se podrían imponer a los investigados en caso de condena y el riesgo evidente de fuga, se interesa el mantenimiento de la prisión provisional», mantiene la fiscalía después de que los dos procesados solicitasen su puesta en libertad provisional. A falta de que se pronuncie la jueza instructora, todo apunta a que continuarán en el centro penitenciario de Asturias.
Los dos hermanos habían asumido la custodia de 'Luisín' en 2014, tras el fallecimiento de sus padres. Según la declaración que hicieron en el juzgado, atendían a su hermano «durante 24 horas, día y noche porque no se le podía dejar solo en ningún momento». De hecho, dijeron que no trabajaban fuera de casa porque no podían dejarle solo. Había nacido con una severa parálisis cerebral y vivía postrado en una cama. No se levantaba, comía a través de una sonda, se comunicaba con sonidos guturales y no podía ni caminar, ni apenas oír ni ver.
A finales de 2014 'Luisín' falleció en su casa en Gijón y Enrique y Enriqueta optaron por envolver el cadáver en una manta, meterlo en un coche, conducir 140 kilómetros y tirarlo en una cuneta en un monte en Somiedo. Su primer problema llegó cuando unos excursionistas localizaron el cadáver, al que algún animal había arrastrado de la manta y le había comido parte de una pierna. Ahí se puso en marcha la investigación policial, a la que luego se sumaría la que paralelamente se inició en el juzgado de Primera Instancia número 3 de Gijón para evaluar el grado de dependencia de 'Luisín'. Nunca atendieron los requerimientos y nunca personaron a su hermano ante los forenses. Al cadáver sin nombre en Somiedo lo enterraron en una tumba en el suelo, sin lápida, sin identidad. Lo que sí se pudo certificar es que la muerte no había sido homicida. Había fallecido a los 55 años debido, según determinó la autopsia, por un grave problema respiratorio por el que no recibió atención médica.
El pasado octubre la justicia, ante los reiterados incumplimientos por parte de los dos hermanos para evitar que 'Luisín' fuera evaluado de su dependencia, decidió retirarles la custodia y dársela al Principado. Ordenaban llevar a su hermano a una residencia, pero evidentemente, no lo hicieron porque para entonces llevaba casi una década enterrado en una tumba sin nombre en Somiedo. Se impuso entonces una orden de búsqueda y captura sobre los sospechosos, fueron fueron localizados en San Sebastián, a punto de cruzar al país vecino. Ante la jueza en Gijón acabaron confesando que el hermano discapacitado al que la Justicia y el Principado buscaban «era el hombre de Somiedo que salía en EL COMERCIO» y que cuando murió llamaron al tanatorio para enterrarle «pero era muy caro y no tenían dinero».
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