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Jorge Espina será el próximo secretario de Comisiones Obreras (CC OO) de Gijón. Sustituirá a Víctor Manuel Roza, quien no puede optar ... a la renovación por límite de mandatos. El gijonés, exconcejal de IU y vinculado a CC OO desde los 18 años, habla de sus motivaciones y de la actualidad local.
–¿Qué le lleva a dar este paso?
–Pues que considero a Comisiones Obreras mi segunda casa. Llevo allí toda la vida. Formé parte de equipos de distintos secretarios generales en la primera década de este siglo y casi en la última década del siglo pasado, hasta que llegué al Ayuntamiento. En ese marco, desde hace un año, compañeros que están en la última comisión ejecutiva y gente de distintas federaciones vino a hablar conmigo con el objetivo de darle un nuevo impulso, ante la necesaria renovación que se iba a producir. Me lo pensé mucho, porque conozco el sindicato, la ciudad y lo que ello supone. Pero bueno, finalmente hay posibilidades de hacer un equipo de gente renovada, con ganas de reforzar un instrumento fundamental para defender a los trabajadores y trabajadoras de la ciudad y a la mayoría de la ciudadanía.
–¿Y cuáles son los retos de Comisiones?
–Consolidar su posición como lo que es, el primer sindicato de la comarca a nivel de representación sindical y aumentar la afiliación, porque es verdad que ha bajado, fruto de todo el proceso de cambio de esta ciudad en los últimos años. Yo dejé las responsabilidades sindicales en 2011 y en aquellos años luchábamos, por ejemplo, para que no se produjera el cierre de Suzuki, que se produjo, el de Rubiera Predisa, que se produjo, el de Naval Gijón, que se produjo. Y podemos seguir. Todos esos trabajadores que ya no están, son trabajadores no afiliados que no están. Sin embargo, la tasa de trabajadores es mayor, porque la tasa de paro es verdad que bajó, pero son trabajadores de otros sectores.
–¿Y cómo se pesca en esos otros sectores?
–Complicado. Frente al discurso de la derecha en todos los sentidos del peso de los sindicatos, frente a eso, está la realidad. Fíjese que para tener representación de los trabajadores en un centro de trabajo tiene que haber un mínimo de seis trabajadores. Hasta diez es voluntad de la mayoría y lo tendrían en el caso de que tengan más de diez. La gran mayoría de negocios son micropymes, en que los trabajadores no tienen ni siquiera derecho a tener representación sindical. Por lo tanto, la gran mayoría de trabajadores de la comarca y de Gijón, en concreto, no tienen derecho a tener esa representación. Entonces, la lucha por sus derechos se canaliza a través de la afiliación y de la asistencia jurídica que podamos dar los sindicatos y es complicado.
–¿Le preocupa la imagen que los jóvenes tienen de los sindicatos?
–Hay un problema de tejido social, no lo voy a negar. Cuando entré en las primeras ejecutivas del sindicato tenía 20 años y los secretarios generales eran gente de 40 años. Yo ahora tengo 47 y para buscar uno de 35 me las veo y me las deseo. Esa es la realidad. Pero también es verdad que el sindicalismo sigue siendo, dentro de las organizaciones, la que agrupa un mayor número de trabajadores. No sé los afiliados que tendrá UGT, USO y CSIF, pero si los sumamos todos, una parte importante de la ciudadanía de Gijón está encuadrada en algún tipo de organización sindical. Eso hay que ponerlo en valor.
–¿Hay preocupación por los anuncios de Arcelor?
–Es la prioridad número uno. Desde la Unión Comarcal, el objetivo número uno es luchar por el mantenimiento, ya no de las nuevas inversiones, que ojalá se cumpla el compromiso firmado con un presidente de Gobierno por parte de los propietarios de Arcelor, que se saltan ya no los millones prometidos, sino los compromisos firmados. Lo que pedimos y por lo que vamos a luchar hasta el final es por el mantenimiento de las instalaciones y del empleo. Ante los continuos ajustes que siempre van a conllevar despidos, no nos vamos a quedar de brazos cruzados.
–¿Hay algún otro sector o empresa que les preocupe en este momento?
–Nos preocupan muchas, pero es verdad que, reflexionando, Gijón no sería el Gijón que conocemos sin el Puerto, que fue lo que posibilitó que el desarrollo de la minería, la siderurgia y el sector naval.
–Se acaba de renovar la presidencia del Puerto. ¿Cómo lo ve?
–Con cautela, porque parece ser que el objetivo de cada nuevo equipo que viene a dirigir el puerto es fiscalizar la labor del equipo anterior. No digo que no se tenga que investigar, qué pasó con la Ebhi, con las toneladas de carbón que desaparecieron y con el anterior equipo, pero la primera petición que les hacemos es salir de esa situación en cada relevo. En segundo lugar, es verdad que el puerto se encuentra en una encrucijada a la que hay que estar atentos. Hasta ahora la situación se ha mantenido por la venta de terrenos, con lo que hicieron cuadrar la cuentas. Pero eso no se puede mantener en el tiempo. Parece que la línea por la que se quiere caminar, y me parece razonable, es instalar industria en los terrenos de la ampliación, que son inmensos. Pero también queremos ver en qué se concreta.
–Hay quien critica que la ampliación se convierta en un polígono industrial.
–También es verdad que pasaron 20 años desde la ampliación y estamos con esas grandes explanadas sin ninguna ocupación.
–Y también con los mismos accesos.
–Desde luego, todo lo que huele a Ministerio de Transportes en esta ciudad huele a cuerno quemado. Los accesos a El Musel, la barrera ferroviaria, ya no hablo del metrotrén porque, en fin, es todo un escándalo. Nosotros pedimos que las tres administraciones se pongan las pilas. Desde nuestro ámbito de actuación, daremos todo el apoyo al equipo de gobierno actual y al que sea en las reclamaciones al Ministerio de Óscar Puente. No puede ser que sigamos así.
–A dos años de las elecciones, ¿ve recuperación en la izquierda local para volver a gobernar?
–Quiero dejar claro, porque vengo de donde vengo, que Comisiones Obreras no es un elemento de oposición al gobierno municipal. Gobierne quien gobierne, Comisiones va a estar con los trabajadores. Dicho lo cual, el actual equipo de gobierno, que inició sus pasos renqueantes, parece que está consolidado. Moriyón puede convertirse en la alcaldesa que más años tenga el bastón de mando desde la recuperación de las libertades democráticas. Queda todavía mucho, pero casi me aventuro a sospechar que la actual alcaldesa va a repetir en la candidatura de Foro y es una persona con experiencia, que no se parece a la primera Carmen Moriyón ni de lejos.
–¿Hubo más demérito del anterior gobierno que mérito de quien ganó las elecciones?
–Sobre todo hubo un proceso de renovación de la candidatura mayoritaria en la izquierda que fue una catástrofe. A seis meses de las elecciones aquel proceso tuvo un coste electoral evidente. Eso unido a que las fuerzas a la izquierda del PSOE, en el caso de Podemos, tuvo la bajada que tuvo a nivel general y que en Gibón fue una bajada muy notable, pues con esos mimbres imposible hacer un cesto.
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